Partidos de oposición de Haití rechazaron hoy la decisión del Gobierno de convocar las próximas elecciones presidenciales y legislativas sin cambiar el Consejo Electoral Provisional (CEP), muy criticado por sectores políticos del país.
El presidente haitiano, René Préval, confirmó este miércoles la celebración de elecciones presidenciales y legislativas el próximo 28 de noviembre, tal como prevé la constitución haitiana.
Los comicios, que tendrán lugar diez meses después del terremoto del pasado 12 de enero, servirán para escoger al presidente y para elegir un tercio del Senado y la totalidad de la Cámara de Diputados.
«No vamos a las elecciones ni con este CEP, ni con el presidente (René) Préval», declaró a periodistas el ex senador y candidato presidencial Serge Gilles, dirigente de la plataforma de partidos políticos Alternativa.
El CEP, organizador de las elecciones parciales al Senado celebradas en 2009 y que Gilles calificó de fraudulentas, fue modificado parcialmente tras esos comicios, aunque los cambios en el organismo son rechazados por amplios sectores políticos de oposición.
Por su parte, Mirlande Manigat, líder de la Agrupación de los Nacionales Progresistas (RDNP), estimó que con la convocatoria oficial de las elecciones, el Ejecutivo «busca la confrontación con los partidos políticos de oposición», en vez de entrar «en la vía del diálogo».
Es «una declaración de guerra», enfatizó Manigat.
El senador William Jeanty, del partido Konba (Combate) estimó que «días oscuros» amenazan a Haití debido a la decisión del presidente Préval, que calificó de «traición contra la nación».
También el antiguo candidato presidencial del partido Respè (Respeto), Charles Henry Baker, rechazó el actual CEP y dijo que «no puede organizar elecciones libres y justas en el país debido a su falta de credibilidad».
En una rueda de prensa el miércoles, Préval declaró que «la discusión sobre el CEP se terminó».
«Ahora vamos a las elecciones», sentenció el mandatario.
El presidente del CEP, Gaillop Dorfsainvil, había expresado la independencia de la institución que encabeza y que estaba «abierto al diálogo» con los partidos políticos.