Maduro insistió en la idea de impulsar un plan de paz en la región para llegar al fin del conflicto armado en Colombia, algo que Uribe se apresuró a rechazar
El canciller venezolano, Nicolás Maduro, dijo ayer en Chile que ha alertado a sus vecinos del sur sobre el «peligro» de las «acciones desesperadas de última hora» del presidente colombiano, Álvaro Uribe, para prevenir «algún tipo de evento militar de ataque contra territorio venezolano».
Maduro se reunió ayer en Santiago con su homólogo chileno, Alfredo Moreno, en el marco de una gira regional para exponer el punto de vista venezolano en el conflicto con Colombia, después de que Hugo Chávez anunciara el pasado jueves la ruptura de relaciones con Bogotá en protesta por las denuncias sobre la supuesta presencia de guerrilleros colombianos en suelo venezolano.
El canciller visitó este martes Montevideo y Buenos Aires, donde mantuvo un encuentro con la presidenta, Cristina Fernández, y con su esposo y antecesor en el cargo, Néstor Kirchner, con éste en su calidad de secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Este miércoles finalizará la gira con las visitas a Perú y Bolivia, antes de la reunión especial de cancilleres de la Unasur, que se celebrará el próximo jueves en Quito.
Después de reunirse con su homólogo chileno, Maduro señaló que Colombia «tiene sesenta años de guerra» con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), algo que no puede ser «tabú».
«Los países limítrofes vecinos (de Colombia) hemos sido víctimas durante años no solo de los efectos de una guerra que se desborda, sino de los efectos del narcotráfico, del delito permanente, del secuestro, del sicariato, y nuestro Gobierno ha hecho un gran esfuerzo de control de estos delitos», indicó Maduro.
Además, aseguró que su Gobierno recibió «acusaciones falsas» durante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), donde el Gobierno colombiano mostró vídeos, fotos y documentos que, a su juicio, prueban la presencia de jefes guerrilleros en Venezuela.
Por ello, calificó la ruptura de relaciones dictada por Chávez como una «medida de protesta en el campo diplomático y político para responder una andanada de amenazas y de ataques».
«Nuestro Gobierno es un Gobierno respetuoso que combate permanentemente los grupos irregulares, que combate permanentemente el delito en 2.219 kilómetros de frontera del país mayor productor de cocaína en todo el continente, del país que ha generado la única guerra que existe en el continente», indicó.
El canciller venezolano abrió la puerta a la normalización de las relaciones con el próximo Gobierno colombiano, que a partir del 7 de agosto presidirá Juan Manuel Santos, con la condición de que se cimenten en el «respeto a la democracia venezolana».
Además insistió en la idea de impulsar un plan de paz en la región para llegar al fin del conflicto armado en Colombia, algo que Uribe se apresuró a rechazar este mismo martes.
Por su parte, el canciller chileno, Alfredo Moreno, dijo que mantuvo con su homólogo venezolano una conversación «útil, cordial y muy franca», y se mostró favorable «a todo lo que apunta al diálogo y a mantener la paz» en la región.