VILLA HAYES (PARAGUAY), 31 (Reuters/EP)
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha asegurado que la relación entre su país y Colombia sigue siendo «extraordinaria» y que espera una invitación de su homólogo, el presidente saliente de Colombia, Alvaro Uribe, para compartir mesa en una cena la próxima semana.
La relación entre ambas naciones se tornó tensa los últimos días, cuando Colombia lamentó unas declaraciones de Lula da Silva respecto a que la reciente y áspera crisis diplomática entre Bogotá y Caracas sería sólo un «conflicto verbal», algo que el mandatario brasileño comentó brevemente en su visita a Paraguay.
«Soy amigo de Uribe, tengo con el presidente Uribe una relación de ocho años extraordinaria de la misma manera que espero tenerla en estos próximos cinco meses con el presidente (Juan Manuel) Santos», dijo Lula en una rueda de prensa en Villa Hayes, a unos 30 kilómetros al noroeste de Asunción.
«No acostumbro a confundir mi relación de jefe de Estado con mi relación personal con las personas y mucho menos una divergencia personal que moleste una relación de un Estado con otro Estado», añadió Lula, quien dejará el cargo en enero tras ocho años como presidente
El portavoz de la presidencia brasileña, Marcelo Baumbach, había señalado poco antes que Lula se había comunicado telefónicamente con Santos en una conversación «que ayudó en esta preparación para una distensión».
Lula dijo que tendrá una reunión bilateral con Venezuela el 6 de agosto y que esperaba que el presidente Uribe lo invitara a estar en su mesa el mismo día a la noche, en la víspera de la toma de posesión de Santos.
Bogotá dijo que Brasil estaba «ignorando la amenaza que para Colombia y el continente representa la presencia de los terroristas de las FARC» en Venezuela. El Gobierno de Uribe denunció hace una semana ante la Organización de Estados Americanos (OEA) que cerca de 1.500 guerrilleros estarían refugiándose en territorio venezolano y solicitó una comisión especial para investigar la situación.
El mandatario venezolano, Hugo Chávez, negó las acusaciones y rompió relaciones diplomáticas con el país vecino, además de colocar en alerta a sus fuerzas armadas en la peor crisis entre ambos países en más de dos décadas.