LA PAZ, 7 (Reuters/EP)
El presidente de Bolivia, Evo Morales, ha roto casi cuatro años de resistencia regional al encabezar la primera celebración de la independencia nacional en la ciudad de Santa Cruz con un encendido llamamiento a la unidad y a un pacto por el desarrollo.
El gobernante, quien inició en enero su segundo mandato quinquenal, izó la bandera nacional en la plaza central de Santa Cruz y emitió un mensaje al país desde el salón de honor del campo ferial cruceño, bastiones de la oposición conservadora a los que no tenía entrada desde septiembre del 2006.
«Siento que se termina la confrontación, en quechua decimos después de la pelea, el cariño; es nuestra tarea», dijo el líder ante una audiencia conformada por la Asamblea Legislativa Plurinacional, en sesión especial, y centenares de líderes regionales encabezados por el gobernador Rubén Costas.
«Estamos obligados a construir confianza entre autoridades (…), todos los sectores, para acelerar el proceso de transformación estructural, social y cultural», agregó, evitando referirse a la dura resistencia que Santa Cruz y otros tres departamentos opusieron en los últimos años a sus políticas indigenistas y socialistas.
Morales, también líder de los productores de coca, citó al narcotráfico, al contrabando y a la lentitud de las inversiones como los grandes retos de su Gobierno, del cual destacó en cambio la estabilidad política y un crecimiento macroeconómico sin precedentes en el país.
Poco después convocó al empresariado local, cuya principal base de actividades es Santa Cruz, a sumarse a la estrategia nacional de industrialización de recursos naturales, que pretende realizar como continuación de la nacionalización, en el 2006, de una industria del gas centrada en ventas a Argentina y Brasil.
«¿Dónde están nuestros empresarios privados? En vez de que los socios (del Estado) sean empresarios extranjeros, que sean empresarios privados bolivianos para implementar la industrialización», desafió.
Horas antes del discurso, Morales promulgó una ley que desbloquea el proyecto siderúrgico de El Mutún, primero de su tipo en el país, en el que el grupo indio Jindal invertirá 2.100 millones de dólares.
CELEBRACION TENSA
Aunque con visible mal humor, el gobernador Costas acompañó a Morales en la presentación de ofrendas florales al héroe venezolano Simón Bolívar, considerado fundador de Bolivia, y a la ceremonia en la que fueron izadas las banderas nacional y regional.
Morales dejó luego que Costas encabezara el desfile principal de organizaciones sociales y fuerzas militares, pero volvió a tomar el protagonismo más tarde durante la sesión de honor de la Asamblea.
La decisión gubernamental de llevar a Santa Cruz la fiesta de la independencia, por primera vez en 185 años de historia republicana, tomó por sorpresa a los líderes del departamento, que en los pasados cuatro años protestaron contra Morales.
El gobernador rechazó en primera instancia compartir con Morales la celebración -que tradicionalmente se realizaba en Sucre, la capital legal- y cuando finalmente accedió hubo protestas de grupos radicales que llamaron a boicotear la visita presidencial.
Costas logró que Morales desistiera de su propósito de izar en Santa Cruz la bandera multicolor indígena «wiphala», pero no pudo impedir que centenares de ciudadanos enarbolaran ese popular símbolo del occidente andino durante el desfile del día.
El líder cruceño también fue sorprendido cuando, en un discurso, acusó a Morales de buscar «el monopolio del poder», imponer un régimen de autonomías que no responde a las expectativas regionales y «fomentar el odio».
El gobernador se sumó a denuncias de medios de que activistas de los movimientos indígenas y sociales que apoyan a Morales estarían recibiendo entrenamiento militar, algo negado por el Gobierno, que sostuvo que se trataba sólo de una acción cívica de «adoctrinamiento patriótico» de las fuerzas armadas.
La masiva concurrencia popular a la celebración pareció ser un duro contraste para el Comité Cívico Pro Santa Cruz, que acompañó a Costas en las movilizaciones antigubernamentales pasadas y llamó a no asistir a la celebración oficial.