Una hoja de papel blanco escrita con letras rojas en la que se lee «Estamos bien en el refugio los 33» confirmó hoy, 17 días después del derrumbe en el yacimiento San José, el milagro de que los mineros atrapados en la mina chilena están vivos.
«Esto salió hoy día de las entrañas de la montaña, de lo más profundo de esta mina y es el mensaje de nuestros mineros que nos dicen que están vivos», exclamó eufórico el presidente de Chile, Sebastián Piñera, quien viajó hoy desde Santiago hacia Copiapó, a 830 kilómetros al norte de la capital.
«Hoy día Chile entero está feliz, lleno de emoción», exclamó Piñera, mientras que los familiares de los mineros se abrazaban emocionados y agitaban banderas chilenas en el campamento «Esperanza», donde unas doscientas personas han vivido angustiadas estas últimas dos semanas.
Aunque el rescate definitivo de los obreros podría demorarse unos tres o cuatro meses, la noticia de que sobrevivieron al accidente fue recibida con euforia por los familiares, rescatistas y autoridades.
En Santiago y otras ciudades del país, miles de automovilistas hicieron sonar las bocinas y muchos ciudadanos se concentraron en las plazas para festejar públicamente.
Por tercera vez desde el derrumbe del pasado día 5, Piñera viajó este domingo hasta la mina de la empresa San Esteban para conocer la evolución de las labores de rescate e informar personalmente a los familiares de los 32 trabajadores chilenos y un boliviano que quedaron atrapados.
En el vuelo, que esta vez hizo sin su esposa, Cecilia Morel, porque hoy falleció su padre, el gobernante fue informado de que los 33 mineros estaban con vida.
En el yacimiento los familiares se enteraron casi simultáneamente porque el operario de una sonda les avisó por su teléfono celular antes de que la noticia se confirmara oficialmente.
Cuando la sonda llegó hasta el refugio situado a 700 metros de profundidad los mineros marcaron con color rojo la barra y luego le pegaron un papel con el mensaje que demostraba que estaban a salvo.
Además, Mario Gómez, uno de los obreros con más experiencia, ató con una cinta una carta dirigida a su mujer.
Este mismo domingo una microcámara introducida en la sonda estableció contacto visual con los mineros atrapados, quienes se encuentran en buenas condiciones, según el diario digital LaTercera.com.
El jefe del grupo de rescate, André Sougarret, precisó que en las próximas horas entubarán el pozo para hacerles llegar agua y alimentos.
El objetivo de los socorristas es mantenerlos en las mejores condiciones posibles, dado que tendrán que afrontar una larga espera de hasta tres o cuatro meses hasta ser rescatados.
Desde que el pasado 5 de agosto se produjo el derrumbe en el yacimiento San José, la confianza en encontrar con vida a los 33 mineros se había ido debilitando cada vez que las labores de rescate topaban con un nuevo contratiempo.
Las miles de toneladas de roca que taponaban el túnel de acceso a las galerías obligaron a las autoridades a desestimar la posibilidad de excavar hasta el refugio en donde se suponía que los obreros, todos ellos mineros con experiencia, se habían resguardado tras el accidente.
Por esta razón optaron por emplear un ducto de ventilación por el que empezaron a deslizarse los socorristas, pero dos días después del accidente se produjo un segundo derrumbe que a punto estuvo incluso de costarle la vida a los rescatistas.
Fue entonces cuando el equipo de especialistas, a cargo del ministro de Minería, Laurence Golborne, decidió emplear una tercera vía, más lenta, pero más segura: la utilización de sondas.
La sofisticada maquinaria llegada a Chile desde Australia y Estados Unidos tampoco garantizaba que el recorrido de las sondas acertara con el lugar del refugio y, de hecho, el pasado jueves la primera de ellas se desvió y pasó de largo.
Los especialistas atribuyeron este fallo al hecho de que los mapas de la mina estaban equivocados, en una abierta crítica a la gestión de los dueños de la empresa Minera San Esteban a los que se ha acusado de mantener la explotación de este centenario yacimiento sin las medidas de protección y el mantenimiento adecuados para garantizar la vida de los trabajadores.
El empresario y dueño del yacimiento San José, Alejandro Bohn, indicó al canal 24 Horas de Televisión Nacional de Chile, que los responsables de la compañía Minera San Esteban están satisfechos por el desenlace.
«Estamos muy contentos porque todo lo que de alguna forma habíamos previsto en términos de una emergencia al parecer ha funcionado», dijo Bohn, quien argumentó que el accidente «fue un hecho casi sin precedentes en la minería mediana en Chile» y añadió que «éste no es el momento de asumir culpas ni perdones».
En su desesperación, los familiares exigieron esta semana a las autoridades que dejaran que pirquineros (mineros artesanales) voluntarios, haciendo uso de explosivos y mediante voladuras controladas, se abrieran paso a través de las obstruidas galerías.
Pero los especialistas se opusieron argumentando que la inestabilidad en el yacimiento podría desencadenar un colapso general de la mina, de la que se extrae cobre y oro, y que era mejor insistir con las sondas.