Amenazados por los cárteles del narcotráfico que aterrorizan al norte del país y que en lo que va de año han asesinado a diez mandatarios municipales, varios alcaldes mexicanos se han visto obligados a trasladar su residencia a Estados Unidos para proteger su seguridad y la de sus familias.
Se trata de regidores de los estados de Tamaulipas, Chihuahua y Nuevo León -fronterizos con EE.UU.- que en algunos casos viven de forma permanente en el país vecino y en otros reparten su vida entre sus viviendas situadas a ambos lados de la frontera, dijeron hoy a Efe fuentes municipales.
En el estado de Tamaulipas, los casos más graves los representan los al menos seis alcaldes de ciudades fronterizas con Estados Unidos que se han visto forzados a cambiar su residencia al cercano estado de Texas.
«La ventaja para ellos es que cruzan el río Bravo y ya están en su Ayuntamiento o en su casa», dijo a Efe una fuente del oficialista Partido Acción Nacional (PAN) que pidió no revelar su identidad y explicó que la mayoría de estos funcionarios utiliza vehículos modestos para pasar desapercibido y evita traslados largos por carretera.
Otro numeroso grupo de alcaldes tamaulipecos ha decidido en el último año de su mandato abandonar sus ciudades y refugiarse en otras localidades del país ante la ola de violencia que se recrudeció desde principios de 2010.
Dos de ellos salieron de sus comunidades y gobiernan diariamente «con el teléfono en la mano», refirió la fuente. «El caso de los alcaldes no es privativo del PAN; también los regidores del PRI (Partido Revolucionario Institucional) han tenido que tomar medidas a favor de su seguridad».
Por esta situación, en las pasadas elecciones municipales el PAN rechazó postular candidatos a alcaldes para algunos municipios, debido al control que tiene sobre ellos la delincuencia organizada.
En algunos casos las amenazas son continuas y en otros llegan más allá. Esta semana, un alcalde fue asesinado en Nuevo León y otro herido muy grave en Chihuahua, con lo que suman cinco víctimas mortales en el último mes y medio, diez en lo que va de año y una quincena desde que Felipe Calderón llegó a la presidencia mexicana en diciembre de 2006.
Uno de los estados más conflictivos es el de Chihuahua, en el que está la urbe más peligrosa del país, Ciudad Juárez. Fuentes municipales explicaron que en algún caso los mandatarios municipales han optado por vivir en la estadounidense El Paso, fronteriza con Juárez, y cruzan a diario la línea divisoria para ir a trabajar.
La situación también es preocupante en el estado de Nuevo León, donde el pasado jueves fue asesinado a tiros Prisciliano Rodríguez, alcalde de Doctor González, un mes después de que le ocurriese lo mismo al regidor de Santiago, Edelmiro Cavazos.
Un diputado estatal que prefirió el anonimato dijo a Efe que algunos municipios del norte de la entidad presentan graves problemas de inseguridad y se están despoblando por la permanente emigración a otras ciudades del país o a los Estados Unidos.
En la mayoría de las ocasiones, los cárteles del narcotráfico amenazan a las autoridades para que no interfieran en sus negocios a cambio de no atentar contra funcionarios municipales.
Y en muchos de esos casos, según las fuentes, los ayuntamientos apenas tienen entre dos y cinco patrullas, una media de 30 agentes y casi no cuentan con armas cortas para enfrentar al crimen organizado.
Pero no sólo hay alcaldes que se han visto obligados a emigrar forzosamente a territorio estadounidense, sino que también está ocurriendo con algunos altos funcionarios y sus familias.
Así ocurre con el actual secretario de Seguridad Pública y con el director de la Policía de Tijuana, en el estado de Baja California, cuyas familias han tenido que irse fuera del término municipal junto a las de algunos policías cuyas residencias corren a cargo del Gobierno municipal.
Esta medida fue anunciada por el alcalde de Tijuana, Jorge Ramos, con el objetivo de que los responsables policiales pudieran combatir al crimen organizado durante la actual administración, que termina a finales de noviembre.