Doctores, enfermeras, periodistas y fotógrafos buscaron un sitio seguro y se tiraron al piso para esconderse de las balas
En medio de una violenta balacera, el presidente de la República, Rafael Correa, fue rescatado del Hospital de la Policía Nacional la noche de ayer. Ocurrió minutos antes de las 21:00, cuando varios carros militares llegaron llenos de efectivos para iniciar un operativo de rescate, con la autorización del Primer Mandatario y del alto mando militar.
El saldo fue un policía muerto de bala. Se llamó Froilán Jiménez, perteneciente al Grupo de Intervenciones y Rescate (GIR), quien recibió un disparo en la parte derecha del pecho. Su cuerpo yacía cobijado con una bandera del Ecuador, junto a un herido en la sala de emergencia del hospital.
Esa casa de salud reportó además 29 heridos. Uno de ellos, en situación grave, recibió una bala en el abdomen. Se trata del cabo segundo Nelson Puentestar, de la Unidad de Vigilancia Norte de Quito. Otros dos gendarmes sufrieron heridas con perdigones de goma.
Al menos 10 camiones con miembros del Ejército acudieron al sitio y de inmediato empezó un enfrentamiento armando con los sublevados miembros de la Policía.
Los militares de la Fuerza Especial del GEO del Ejército se deslizaron como si estuvieran en la selva, reptaban por los muros contiguos a la avenida Mariana de Jesús (norte), frontal al Hospital de la Policía. Correa permaneció por más de once horas en el tercer piso de la casa de salud.
Con la llegada militar se inició la balacera. Por largos minutos se escuchaban ráfagas y tiros entre policías y militares, que se emitían desde el Departamento de Medicina Legal, ubicado al frente del hospital. Unas bengalas también iluminaban las noche y daban señales a los militares de hacia dónde seguir.
Las bombas lacrimógenas eran cortinas de humo que intentaban alejar a los policías de tropa, hasta que lograban sacar al presidente Correa.
Un camarógrafo de la estación Ecuavisa fue impactado con una bala de goma en uno de sus brazos, mientras transmitía en vivo este enfrentamiento.
Doctores, enfermeras, periodistas y fotógrafos buscaron un sitio seguro y se tiraron al piso para esconderse de las balas.
Minutos antes del operativo militar, a las 21:12, llegó a la habitación del Presidente un grupo del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) para sacar al jefe de Estado.
Mientras eso sucedía, los policías que protestaban en los bajos de la casa de salud se pacificaron y formaron una calle de honor para que saliera el Presidente.
El jefe de Estado Mayor, Gral. Florencio Ruiz, contó que el pedido de Correa era que todos los uniformados manifestantes se retiraran a sus cuarteles y dieran paso a simpatizantes de Alianza PAIS para que fueran estos quienes lo sacasen.
El oficial aseguró que los policías se rehusaron a retirarse y aclararon que no querían hacer daño al Mandatario sino acompañarlo en su salida cantando el Himno de la Policía.
De esta manera, Ruiz llevó a dos policías de tropa para que hablen con el presidente Rafael Correa. Mientras subían las gradas, se inició la incursión militar y la balacera, dijo Ruiz.
El ministro del Interior, Gustavo Jalkh, manifestó que había infiltrados armados entre los policías que hacían la calle de honor y que por eso no había garantías para la salida de Correa. Durante la balacera, Jalkh se resguardó en el cuarto piso, en el auditorio del hospital.
Pero el Mandatario salió protegido en una silla de ruedas y subió a un vehículo blindado que lo llevó a Carondelet, donde simpatizantes lo esperaban y le lanzaron vivas a su llegada.