La FAPE reclama el cese de la violencia contra los periodistas mexicanos

La Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) condenó hoy los «cruentos ataques» que considera que están sufriendo los periodistas mexicanos, «asediados por la violencia del crimen organizado y otros poderes, y desamparados ante la ineficiente acción de la Justicia».

La entidad que preside Elsa González se solidarizó con el Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa de México (Snrpe) y reclamó al Gobierno de Felipe Calderón «que atienda con seriedad estos graves atentados que lo son, a su vez, contra la libertad de prensa».

La FAPE considera inquietante que, a pesar de la voluntad política de hacer frente a la corrupción y el crimen organizado y quienes los amparan, «todavía exista en el país falta de interés y de acción por parte de distintas instancias gubernamentales y estatales».

La FAPE insta a las autoridades mexicanas a poner en marcha un «verdadero plan» que acabe con la violencia, cuyo más reciente episodio anota dos periodistas secuestrados y tres tiroteados en los últimos cuatro días.

El periodista Fabián Santiago Hernández y su padre Margarito Santiago fueron secuestrados el 25 de febrero pasado en Jáltipan (Veracruz) y liberados un día después. Fábian Santiago había sido amenazado por presuntos miembros del crimen organizado y de la policía local 24 horas antes. Padre e hijo son directivos del diario «La Verdad» de Jáltipan.

El mismo día de su secuestro, Oswald Alonso, corresponsal de la agencia AP y colaborador de Radio Fórmula, y su acompañante Marco Antonio Vallejo, publicista de Radio Fórmula, fueron tiroteados en Cuernavaca.

El sábado 27 de febrero, un funcionario del municipio de Jojutla y un acompañante, golpearon y amenazaron a la reportera Alondra Marbán, del Sistema Morelense de Radio y Televisión, mientras entrevistaba a vendedores ambulantes. La periodista, embaraza de cuatro meses, fue perseguida, agredida y amenazada.

La actividad de los cárteles de la droga, sumada a la ineficacia y la corrupción de las autoridades explican en gran parte que México se haya convertido en el país más peligroso del continente para los medios, con seis profesionales asesinados y ocho periodistas secuestrados en 2010.

Desde 2000, unos 61 periodistas cayeron asesinados y nueve permanecen desaparecidos desde 2003, según datos de Reporteros Sin Fronteras. El 70% de ellos recibió amenazas previas.

 

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