Regis Iglesias, que se encuentra en Madrid, cree que la ayuda que él y su familia perciben es "bastante generosa en un momento de crisis como el que hay en España, en el que hay muchos españoles desempleados"
Ninguno de los 750 cubanos acogidos por España desde julio pasado, cuando el régimen castrista comenzó su proceso de excarcelación de presos políticos, ha encontrado empleo en nuestro país, por lo que siguen dependiendo del apoyo que les prestan tres ONG financiadas por el Gobierno.
Cruz Roja, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) y Accem han confirmado a Europa Press que ninguna de estas personas ha conseguido un contrato en el tiempo que llevan en nuestro país y sólo alguna de ellas ha hecho algún trabajo «esporádico» en fontanería, albañilería o carpintería.
La actual situación de crisis económica en España, con más de cuatro millones y medio de parados, y los largos trámites para homologar sus títulos de formación (entre uno a dos años) limitan sus oportunidades a la hora de conseguir un empleo, reconocen las fuentes.
Aunque el número total de ex presos políticos y sus familiares trasladados a España desde la isla asciende a 763 (115 familias), los que actualmente permanecen en nuestro país suman 750, ya que varias familias se trasladaron a EEUU, Chile y República Checa. Los últimos en llegar a Madrid fueron un grupo de 37 disidentes acompañados por 208 familiares la semana pasada.
Aquellos que optaron por solicitar el asilo político han tardado seis meses en recibir el permiso de trabajo, pero los que aceptaron la protección subsidiaria que les recomendaba el Gobierno español ya contaban con él al mes de su llegada a España.
A fecha de 30 de marzo pasado, el Gobierno había concedido 41 estatutos de asilados políticos –por tener «fundados temores» de que serían perseguidos por motivos políticos en la isla– y 231 protecciones subsidiarias, aunque sigue examinando solicitudes.
El programa que ampara a estos ciudadanos cubanos lo financian los Ministerios de Trabajo y Asuntos Sociales, y Asuntos Exteriores y de Cooperación, y es el mismo que se aplica para aquellos inmigrantes, solicitantes de asilo, refugiados, apátridas y extranjeros que el Gobierno haya decidido acoger por razones humanitarias.
Consta de varias fases. Una primera en Madrid, donde permanecían alojados temporalmente en hoteles hasta que posteriormente se les distribuía por los centros de acogida que las ONG tienen repartidos por toda la geografía española y donde residían por un periodo medio de unos dos meses.
1.390 EUROS MENSUALES
En la tercera fase, cada familia pasa a un piso de alquiler, para cuyo pago reciben una ayuda económica mensual que oscila entre los 540 y los 740 euros. Como complemento, y dependiendo de las personas que tengan a su cargo los cabezas de familia, cada grupo familiar recibe en torno a unos 850 euros. Es decir, que la ayuda mínima con la que cuenta una familia gira en torno a los 1.390 euros al mes.
Además, las ONG les entregan otra ayuda para la escolarización de los niños y la compra de libros de texto y alrededor de 300 euros al año para la compra de ropa, a lo que se añade la cobertura de determinados cursos de formación como apoyo a su búsqueda de empleo.
Los cubanos acogidos consideran en general que estas ayudas son «suficientes» para cubrir sus necesidades y agradecen a España la acogida prestada, si bien se encuentran frustrados ante el largo tiempo que llevan los trámites para la homologación de sus títulos.
El disidente Omar Rodríguez, que reside en Gijón, ha relatado a Europa Press cómo su ocupación actual es «buscar trabajo» y lamenta que a su hijo de 22 años no se le haya homologado su título de Secundaria que obtuvo en Cuba, lo que le ha obligado a preparar unas pruebas para poder acceder a Bachiller o a la Formación Profesional.
Para este periodista, no es «mala suerte» haber llegado a España en un momento de crisis económica, sino que «no haya cambiado nada en Cuba».
Otro disidente, Regis Iglesias, que se encuentra en Madrid, cree que la ayuda que él y su familia perciben es «bastante generosa en un momento de crisis como el que hay en España, en el que hay muchos españoles desempleados». Y no manifiesta muchas ganas de volver a su patria en la actualidad: «No tengo ninguna queja del Gobierno español ni de la sociedad española como para volver a una tiranía».
El ex preso político Alexis Rodríguez, acogido en Valencia, cree que el Estado español quizá les podría ofrecer «algunas cosas más, pero con lo que dan se puede sobrevivir».
También hay discrepancias. Juan Carlos Herrera Acosta sí quiere regresar a Cuba ante el «trato hostil» y «vengativo» que percibe por parte del Gobierno español contra los ex prisioneros que han «alzado su voz» contra la «violación» de sus derechos desde que llegaron a España el año pasado.
«España debería ser nuestra segunda patria y lo que nos hemos encontrado es con un trato hostil», afirma desde Móstoles, municipio donde fue ubicado con cuatro de sus familiares tras su llegada a Madrid el pasado 19 de agosto.
Herrera Acosta, «al igual que muchos otros», desea salir de España y trasladarse con su familia a otro país «de Europa o América Latina», después de ser, asegura, el «único al que le han quitado el abono de transporte» sin motivo aparente.
También el disidente Mario Alberto Pérez Aguilera se ha quejado recientemente de la asistencia que le presta la ONG Accem, que se dispone a trasladarle a él y a su familia desde un centro de acogida en Sigüenza (Guadalajara) a dos pisos, cuando él considera que deberían ser tres porque su familia suma 11 miembros.