El dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, ha urgido este jueves 22 de junio de 2017 a la fiscal general, Luisa Ortega Díaz, a la que ha descrito como «desesperada», que recupere el «equilibrio» que le exige el cargo, en respuesta a las críticas que la jefa del Ministerio Público ha lanzado en los últimos meses contra el Gobierno por su salvaje represión a las manifestaciones de la oposición exigiendo democracia.
«Veo como una vulgaridad el extremismo en el que ha caído el Ministerio Público y llamo a la señora Luisa Ortega Díaz, que la veo muy nerviosa y desesperada, que vuelva al equilibrio», ha dicho Maduro en una rueda de prensa con medios de comunicación internacionales que ha ofrecido desde el Palacio de Miraflores.
«Venezuela necesita una Fiscalía que haga justicia», ha sostenido el tirano. «Venezuela necesita que se investigue, que se capture y que se enjuicie a los que han quemado gente viva y gritan: ‘quémenlos, quémenlos, quémenlos», ha añadido, en alusión a los últimos incidentes.
Es la primera respuesta que ha dado Maduro a las crecientes críticas de Ortega Díaz, que, chavista de pura cepa, ha iniciado una ofensiva contra el Gobierno por la brutal represión de las manifestaciones opositoras, que ha dejado 74 muertos, la injerencia en los demás poderes del Estado y la convocatoria de una Asamblea Constituyente.
«Obsesión con el diálogo»
Maduro también ha enviado un mensaje a la Mesa de Unidad Democrática (MUD) para volver a la mesa de negociaciones. «Este Gobierno tiene una obsesión con el diálogo», ha sostenido. «Sólo a través de la palabra la gente puede entenderse, la gente puede encontrar soluciones», ha defendido.
Sin embargo, ha subrayado que el debate «debe ser productivo» para el país y, en todo caso, «debe concluir con el respeto a las elecciones de la Asamblea Constituyente», descartando así esta cuestión en cualquier agenda de conversaciones con la MUD.
El diálogo entre el Gobierno y la oposición se rompió desde principio de años por las acusaciones de mutuas de incumplimiento. La MUD exige de inicio que la dictadura libere a los «presos políticos», convoque elecciones y abra un canal humanitario para paliar la crisis de abastecimiento.
Riña en la OEA
Por otro lado, el presidente venezolano ha vuelto a denunciar la «campaña desproporcionada» que «la derecha regional» ha lanzado desde la Organización de Estados Americanos (OEA) contra la nación caribeña para, según denuncia el ‘chavismo’, propiciar un cambio de Gobierno.
Maduro ha destacado la «tremenda victoria» de Venezuela en la OEA, donde la falta de consenso ha hecho imposible aprobar una declaración sobre la crisis en el país, pero ha advertido de que, «si algún día llegaran por la presión a sacar alguna resolución, nos rebelaríamos y los enfrentaríamos en todas sus formas».
«Venezuela no va a reconocer de ninguna manera nada que salga de OEA», ha recalcado. El Gobierno de Maduro anunció el pasado mes de abril su retirada de la organización regional, pero no se hará efectiva hasta dentro de dos años, durante los cuales sigue siendo miembro de pleno derecho, con todas las ventajas y obligaciones.
Crisis brutal en el país
La tensión política en Venezuela alcanzó un nuevo pico el pasado marzo, cuando el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) despojó de sus poderes a la Asamblea Nacional -controlada por la oposición desde 2016- y dejó sin inmunidad parlamentaria a los diputados.
El Gobierno de Maduro se vio obligado a dar marcha atrás en ambas decisiones, por la presión internacional y la denuncia pública de la fiscal general. El TSJ cumplió, pero la oposición y la Organización de Estados Americanos consideran que se ha producido una «ruptura del orden constitucional» que requiere elecciones anticipadas.
Desde entonces, la MUD no ha dejado de convocar diariamente manifestaciones multitudinarias que han acabado en duras escenas de represión, con asesinatos a quemarropa y saqueos de las fuerzas oficiales y las milicias armadas por el régimen.
Maduro ha convocado una Asamblea Constituyente para dar por superadas las instituciones actuales e instaurar una dictadura de facto en Venezuela. La MUD, por su parte, ha denunciado que de esta manera el ‘chavismo’ pretende consumar el «autogolpe» que comenzó con las polémicas sentencias del TSJ.
La Asamblea Constituyente estará formada por 500 «ciudadanos» que serán elegidos el próximo 30 de julio «a través del voto universal, directo y secreto», de los cuales la mitad, 250, saldrán de sectores de marcado corte oficialista, según ha detallado Maduro.