Terrorismo

Duque pone fin al diálogo y solicita a la Interpol capturar a los cabecillas del ELN

El presidente responde así al ataque terrorista con coche-bomba realizado por el ELN

Duque pone fin al diálogo y solicita a la Interpol capturar a los cabecillas del ELN
Iván Duque, presidente de Colombia. EP

En diez minutos y en alocución clara y directa a todo el país, el presidente de Colombia, Iván Duque, anunció la reactivación de las órdenes de captura contra 10 los líderes del grupo guerrillero Ejército de Liberación Nacional ELN, les suspendió todo beneficio derivado de su condición de negociadores en la mesa de diálogos en La Habana, pidió a la Interpol reactivar las circulares rojas y detenerlos en cualquier lugar del mundo donde se encuentren y aseveró que el camino a tomar por el Estado será el de continuar «la persecución contra este grupo con toda las capacidades ofensivas y sancionatorias del Estado». ( Detienen a Ricardo Andrés Carvajal, autor intelectual del atentado terrorista en Colombia)

Esta contundente respuesta del gobierno colombiano era esperada y contaba de antemano con un gran respaldo por parte del país, indignado con el ataque terrorista con coche-bomba realizado por el ELN, el cual acabó con la vida de 21 jóvenes y dejó una estela de 68 heridos, cuantiosas pérdidas materiales y clara evidencia del desprecio de esta guerrilla por las negociaciones a favor de lograr la paz para Colombia. ( «Vívia en la frontera con Venezuela y tenía la mano derecha amputada»: Qué más se sabe del terrorista de Colombia)

La decisión no fue improvisada sino consultada a lo largo del día con su equipo de gobierno. Trató el posible alcance con instancias internacionales, con representantes de la Iglesia Católica (el Papa Francisco condenó enfáticamente el atentado, lo que habla de la posición de esta institución que históricamente ha sido clave en los procesos de diálogo), con el grupo de países garantes del proceso de diálogo (Cuba, Chile, Brasil y Noruega), reconociendo así el peso específico que tiene la comunidad internacional y el rol de la política exterior en los procesos de paz colombianos.

Ese talante y procurar serenidad para tomar las decisiones le ha sido reconocido a Duque en esta ocasión, lo que seguramente se traducirá en una calificación más favorable a su gestión, que hasta la semana pasada no contaba con un gran respaldo por parte de la opinión pública.

Si bien Duque ha dicho que no gobierna para las encuestas, la unidad nacional en torno a la condena del terrorismo y a favor de su decisión de cesar todo diálogo y darle prioridad a la confrontación armada resultará determinante cuando los colombianos empiecen a sentir más de cerca los estragos de este nuevo capítulo de guerra.

En todo caso, en su mensaje al país y al mundo, Duque dejó entreabierta la puerta: «Si el ELN realmente quiere la paz, necesita mostrarle al país hechos concretos como la liberación inmediata de todos los secuestrados y el fin de todas sus acciones delictivas». Mientras tanto, los perseguirá sin cuartel.

En este contexto, el presidente Duque agradeció a Cuba su solidaridad y, entre líneas, sus oficios como país anfitrión de terminada mesa de diálogo, pero no dudó en pedirle públicamente al gobierno de Díaz-Canel entregar a los líderes del ELN que se encuentran en la isla, en cumplimiento de la pérdida de su estatus especial.

Sin embargo, nadie espera que el presidente cubano cumpla con tal petición, menos aún si se tienen en cuenta los orígenes de la guerrilla del ELN, con clara «línea Cuba», a diferencia de otras fuerzas guerrilleras de izquierda del continente que se inclinaron más hacia Moscú o Beijing.

Aprovechó la ocasión también para enviar mensajes al vecindario, al anotar que «denunciaremos a cualquier Estado que brinde respaldo o permita la presencia de miembros de este grupo en su territorio», con lo cual los todos los ojos se enfocaron en Venezuela, país que ha rechazado las insinuaciones o acusaciones de participar en los hechos ya fuera por acción u omisión.

Sin amparo

¿Qué supone esta decisión gubernamental? No solo el ELN quedó avisado del final del moribundo proceso de paz heredado del gobierno de Juan Manuel Santos, sino que Colombia fue notificada sobre el reinicio de la confrontación, que muchos analistas estiman se traducirá en nuevos actos terroristas y acciones violentas, tal como el mismo presidente señaló: «Somos conscientes de que estas decisiones traen implicaciones y desafíos para toda Colombia, pero a los colombianos nunca nos ha tocado fácil y siempre hemos superado los obstáculos. Esta no será la excepción y no nos vamos a dejar intimidar por el terrorismo».

Todavía hay quienes guardan la esperanza de que esta fractura lleve al ELN a replantear sus acciones y regrese a la mesa de diálogo. Otros consideran que solo arrinconados por la fuerza pública llegarán a ese mismo lugar y que es tiempo de actuar con total contundencia. Y unos pronostican un paso más allá por parte del gobierno: quitarle al ELN su estatus de interlocutor político, reduciéndolo a un grupo meramente criminal. Sea cual sea el caso o la combinación de estrategias, al final siempre estará esperándolos la mesa de negociación.

Por ahora, el gobierno promete continuar con «la persecución contra este grupo con toda las capacidades ofensivas y sancionatorias del Estado», como lo dijo Duque. Perseguirá «sus bienes quitándoles el dominio y llevando sus testaferros a la justicia y fortaleceremos la desmovilización individual (…), y seguiremos siendo implacables para desmontar sus estructuras de narcotráfico, extorsión, minería ilegal y contrabando».

La prueba dura hasta ahora empieza. Los colombianos habrán de tener muy claro que lo que se haga hoy tendrá significativas consecuencias en el futuro. Tal vez la gran marcha nacional de rechazo al terrorismo -convocada por la sociedad civil para las 9 de la mañana de este domingo- sirva de escenario y encuentro para reflexionar sobre la guerra y el valor de la paz. El presidente Duque ayer mismo, en la alocución presidencial, confirmó su asistencia: «Nos unimos con afecto y emoción a la iniciativa ciudadana de marchar en rechazo al terrorismo y en memoria de los jóvenes asesinados».

Y concluyó sus palabras afirmándoles a los colombianos que «pueden tener la certeza de que estamos preparados para seguir enfrentando todas las organizaciones criminales y seguir construyendo un país pujante, optimista, motivado y comprometido con un mejor futuro».

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