Amonestada por vender un libro de Zoe Valdés, en Cuba

(Máximo Valdés, Periodista Latino).- La librería Avellaneda, de larga vida literaria en la capital cubana, tuvo la osadía de vender el último libro de la escritora cubana Zoe Valdés, «Te di la vida entera». La librería ya ha sido advertida por las autoridades censuradoras.

A su administradora Ivonne le llegó rápiamente una carta del Centro Provincial del Libro y la Literatura, firmada por la señora
Sonia Almaguer Darma, su directora, donde amonestaba a Ivonne. Es una historia publicada por Noticuba Internacional.

Y esta es parte de la información:

Ivonne Santiago, una mujer inteligente, jovial y muy sociable,
administra Avellaneda desde hace cerca de veinte años. Es el alma de la
librería, como lo fue Manuel Rodríguez Ramos desde que fuera un
adolescente, cuando se dedicó a este difícil comercio que requiere de
cierta cultura e ingenio.

La librería Canelo hoy se llama Avellaneda, en honor a la poetisa del
romanticismo cubano del siglo XIX. Sin embargo, todos siguen llamando
Canelo a este pequeño local atiborrado de libros viejos donde se
encuentra cualquier ejemplar que se busque, por muy agotada que esté
la edición y por muy rara que sea.

En días pasados, a la administradora Ivonne le llegó una carta del
Centro Provincial del Libro y la Literatura, firmada por la señora
Sonia Almaguer Darma, su directora, donde amonestaba a Ivonne y le
advertía su mal proceder por haber puesto a la venta el libro titulado Te di la vida entera, de Zoe Valdés, autora cubana residente
en Francia.

Es cierto que el libro se puso a la venta en divisas y que fue
comprado por un desconocido, quien al parecer, no fue quien creó la
situación.

Investigamos hasta donde pudimos y al parecer, no existe ninguna
circular que prohíba en las librerías del Estado la venta de autores
cubanos que han marchado al extranjero.

Pero la carta de amonestación existe como advertencia para el futuro
de esta mujer, que ha sabido ganarse el cariño de los clientes que
visitan la librería por su seriedad y respeto a su trabajo, heredera,
tal vez sin saberlo, de Canelo, aquel famoso cubano que dedicó su
vida a la venta de libros viejos en La Habana, y quien seguramente
jamás fue amonestado por ninguna entidad estatal de nuestro pasado
republicano, por el hecho de vender un libro

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