(Felipe Valdés, Periodista Latino).- La amplia mayoría obtenida por el presidente colombiano, y que le han valido su reelección, ha sido el detonante de cuanto editorial se ha escrito en las últimas 48 horas en los medios latinoamericanos. La Nación argentina entrega una visión interesante y general sobre el significado de esta reelección.
Se trata de un editorial que acerca de alguna manera a la realidad política reinante en la región.
Bajo un titular sin mayor interpretación, seco y preciso, El triunfo de Uribe en Colombia, el periódico habla de un logro del presidente Uribe:
«Ha quebrado la tendencia dominante en los últimos tiempos en América latina de optar por candidatos de izquierda o de centroizquierda».
Y La Nación pone el «cascabel al gato» al interpretar cómo la reelección de Uribe termina de dibujar el cuadro político latinoamericano contemporáneo.
El mandatario colombiano, uno de los pocos aliados incondicionales de los Estados Unidos en la región, puede ser considerado la contracara de la tendencia política vigente en nuestro continente.
Para su interés, esta es parte del referido editorial:
El resultado del domingo último también representa un rotundo revés para la organización guerrillera Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que por primera vez decidió no boicotear las elecciones y convocaron a los ciudadanos a votar en contra de Uribe.
El sistema de partidos políticos tradicionales de Colombia, que hizo de ese país uno de los más estables políticamente de América latina, sufrió una crisis profunda a fines de la década del 90, de la cual surgió Uribe como una de las alternativas con el partido Primero Colombia.
Ex alcalde de Medellín y ex gobernador de Antioquia en los años de la explosión de violencia de los carteles de la droga, el austero abogado graduado en las universidades de Harvard y Oxford llegó a la cima del poder en Bogotá dispuesto a impulsar una política de guerra frontal contra el avance de la guerrilla y el narcotráfico.
El capitalismo de libre mercado y el acercamiento a los Estados Unidos por medio de acuerdos de libre comercio han sido los pilares de su política económica, ubicados en las antípodas de las políticas impulsadas por los líderes de las naciones más grandes del continente, como Brasil, Venezuela o la Argentina.
El éxito en su política, que le dio una enorme popularidad, impulsó a Uribe, como a varios de sus pares en la región, a modificar la Constitución en beneficio propio para poder ser reelegido. Así siguió el camino de Hugo Chávez, en Venezuela; Carlos Menem, en nuestro país; Alberto Fujimori, en Perú, y Fernando Henrique Cardoso, en Brasil.
El mandatario colombiano, uno de los pocos aliados incondicionales de los Estados Unidos en la región, puede ser considerado la contracara de la tendencia política vigente en nuestro continente de girar hacia opciones populistas para salir de las crisis políticas, económicas y sociales, como ha ocurrido en los últimos años.
Con todo el poder que la ciudadanía colombiana le ha otorgado, Uribe está en condiciones de consolidar la política orientada a terminar con la violencia y encaminar el país hacia la estabilización y la paz. Para ello será fundamental que la lucha frontal contra la guerrilla y el narcotráfico continúe garantizando la plena vigencia de los derechos humanos.
