Felipe Valdés, (Periodista Latino).- El Gobierno español ha iniciado una negociación con la banda terrorista ETA a fin de lograr lo que ningún otro gobierno en democracia ha podido: hacer desaparecer el terrorismo vasco disfrazado de nacionalismo y que ha dejado miles de muertos en las últimas décadas. Pero el precio de estas negociaciones también lo está pagando la prensa, a la que se la impuesto la ley del silencio.
Así se informa en el diario conservador La Razón en un artículo titulado “Prohibido preguntar” en el que se asegura que los medios españoles deberán armarse de paciencia para poder informar sobre un proceso de tanta importancia para la democracia española.
Para su interés, este es el artículo publicado:
El denominado «proceso de paz» impulsado por el
presidente del Gobierno ha cambiado los comportamientos usuales de los dirigentes políticos implicados en el mismo. Los discursos floridos y las interminables ruedas de prensa han dado paso a la discreción y al mutismo. La «ley del silencio» se ha impuesto.
El primero en inaugurar la nueva etapa de sigilo y máxima reserva fue el ministro del Interior. Alfredo Pérez Rubalcaba convocó, con cierta urgencia, a los periodistas en el Congreso el pasado 21 de junio ante el último comunicado de la banda etarra.
Su comparecencia se redujo a una declaración de menos de cinco minutos. Al término de la misma, no aceptó ni media pregunta sobre la nota hecha pública por la organización terrorista y sobre cómo afectaba al «proceso de paz».
Ocho días más tarde, el jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, utilizó el mismo formato para comunicar el inicio del diálogo oficial del Ejecutivo con ETA. En su declaración institucional, el presidente marcó lo que serán en esta fase de negociación las reglas del juego con los medios de comunicación.
Zapatero justificó la necesidad de mantener una absoluta discreción para que el proceso llegue a buen puerto. Por tanto, sobre esta cuestión no volverá a existir información pública y oficial de La Moncloa hasta finales de septiembre, fecha en la que Rubalcaba celebrará una nueva ronda de contactos con los portavoces parlamentarios del Congreso.
En estos encuentros bilaterales, a semejanza de los celebrados el pasado 29 de junio, el titular del Interior trasladará a las formaciones políticas datos sobre la marcha de las negociaciones con la banda terrorista.
Eso sí, lo hará con la reserva que la cuestión requiere. Dos días después de la declaración institucional de Zapatero, el ministro del Interior francés, Nicolás Sarkozy, recurrió al mismo método, tras su encuentro en Moncloa con el presidente español.
Sarkozy inició su declaración institucional con el ruego a la prensa de que le disculpara por estar obligado a ser prudente y mantener una absoluta discreción. «La trascendencia del momento así lo requiere», se justificó. En esta ocasión, el titular del Interior francés, de visita privada en España, permitió dos preguntas a los periodistas.
Seis días más tarde, el jueves pasado, se volvió a repetir la misma escena, eso sí, con otros actores. En esta ocasión, los protagonistas fueron el secretario general del PSE-EE, Patxi López, y el dirigente de Batasuna Arnaldo Otegi.
El líder de los socialistas vascos y el batasuno utilizaron la misma treta después del encuentro que mantuvieron en un hotel de Bilbao. Ni uno ni otro quisieron satisfacer la expectación creada y los interrogantes que surgieron al hilo de su primera entrevista pública. Ambos se limitaron a realizar una declaración ante la prensa. Y eso fue todo. Ya lo dijo hace una semana la portavoz del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega: hay que cargarse de paciencia y esperar.
