No soy ningún cobarde

No soy ningún cobarde

Felipe Valdés (Periodista Latino).- La muerte del joven peruano enrolado en la Fuerza Aérea de España, y que perdió la vida en Afganistán vestido de soldado español, ha inspirado un conmovedor artículo publicado en La República. Una pieza repleta del sentido más humano que una nota puede tener para contar un hecho trágico y, por ende, noticioso. Es la historia de Jorge Hernández Seminario.

El articulo firmado por Cristhian Ticona y fechado en Chulucanas, Perú, corresponde a la crónica surgida tras recibir el último adiós de su pueblo. Comienza con la súplica de la madre para que no viaje a Afganistán, y la respuesta de Jorge, clara y segura: No soy ningún cobarde. Y la historia comienza:

«Un día antes de partir a Afganistán, Luzmila Seminario, su madre, le pidió llorando que se quedara en España. Le suplicó que renunciara a esa misión, que nada bueno iba a encontrar en ese lugar hostil de donde solamente llegaban malas noticias. Pero Jorge Arnaldo Hernández Seminario, su primogénito, sabía como todo buen soldado que no podía faltar a su cita impostergable con la muerte.

«No soy ningún cobarde», le replicó desde el otro lado del teléfono. Y para tranquilizarla, le prometió que en octubre volvería a radicar definitivamente en el Perú.

Desde que Jorge Hernández pisó tierra afgana no volvió a comunicarse con sus familiares en Chapica Campana, un polvoriento caserío ubicado a 20 minutos de Chulucanas y habitado por unas cien familias dedicadas a la agricultura.

Las únicas referencias sobre su participación en la guerra las recibía de su esposa Sayra Jiménez Quispe. Ella vivía con dos de sus hermanos en Madrid, España. Uno de ellos fue el encargado de comunicar la tragedia.

Soldado del bien

¿Qué empujó a Jorge Hernández hasta el viejo continente? Nadie duda de que fue su búsqueda infatigable de mejores oportunidades. Estaba empecinado en ayudar económicamente a su madre y hermanos, y por eso, cuando sus padrinos de matrimonio –una pareja de españoles que conoció en Ayacucho– le propusieron mudarse a España, no lo pensó dos veces.

Tres meses después se enroló en la Fuerza Aérea Española. Desde entonces enviaba todos los meses cierta cantidad de dinero para los gastos de sus parientes y desde junio un presupuesto para el desayuno de aproximadamente cien niños del caserío que lo vio nacer.

Hace poco mandó utensilios de cocina para atender a los infantes. Su muerte los ha dejado en una suerte de orfandad que Luz Laura Jiménez, presidenta del Comité del Vaso de Leche, no sabe cómo explicar a los menores. Para su pueblo es un soldado del bien.

Jorge quería gestionar ayuda internacional para construir una posta médica en su pueblo y reconstruir la escuelita primaria donde aprendió a leer y escribir.

El día de su sepelio, Marco Antonio Díaz, su profesor de primaria, empezó a pregonar su nombre. “Presente”, le respondían en coro. Todos sus amigos que alguna vez jugaron al fútbol con él, defendiendo la blanquiazul del Club Alianza Cautivo de Chapica Campana, le entregaron la camiseta número 4, porque a ‘KoKi’ Hernández le gustaba jugar en la línea de defensa.

No te olvidaremos

“Hoy tu recuerdo vivirá siempre y no te olvidaremos en Chapica Campana”, le decía un cartel en su despedida. La campana de la iglesia lloraba a su modo. Su féretro estaba cubierto con la bandera española. Los pobladores de Chapica Campaña descolgaron una de sus banderas nacionales y la pusieron encima del ataúd. Descansa ya en el Cementerio de Chulucanas.
Murió en Afganistán

Jorge Arnaldo Hernández Seminario, de 26 años, falleció el pasado sábado como consecuencia de una explosión en la zona de Bakua, cerca de la ciudad de Farah, al oeste de Afganistán.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído