Según cifras policiales, hubo el pasado año más de 12.000 muertes violentas, uno de los índices más altos del mundo, en un país de 28 millones de habitantes
Venezuela podría cerrar el año, según estimaciones de expertos, con más de 18.000 muertos por homicidio, un flagelo en aumento y cuya solución, en opinión de los analistas, pasa por el desarme de la población civil.
Se calcula que en este país hay entre 9 y 15 millones de armas en manos de la población, declaró en una entrevista a Efe el presidente del Instituto de Investigaciones de Convivencia y Seguridad Ciudadana (INCOSEC), Pedro Rangel, a partir de datos de la Comisión de Seguridad y Defensa de la Asamblea Nacional.
La media determina que cada hogar venezolano cuenta con tres armas bajo su techo, algo «totalmente desproporcionado» a juicio de Rangel, ya que «la posesión de armas por parte de la población civil influye notablemente en la violencia de las calles».
Según datos de INCOSEC recogidos en el área metropolitana de Caracas durante el primer semestre de 2009, el 98 por ciento de los casos de homicidio fueron con armas de fuego y el 60 por ciento de los cadáveres presentaban heridas por más de cinco disparos.
Esto muestra «unos niveles exacerbados de violencia», que en el 36 por ciento de los casos mata a jóvenes de entre 15 y 29 años, añadió Rangel.
El Observatorio Venezolano de Violencia proyecta que, si se mantiene la tendencia, se registrarán unos 18.436 homicidios en el país al cierre de 2009, y la estimación es «conservadora» ya que los últimos meses suelen ser los más violentos, apunta su director, Roberto Briceño-León.
Desde 1994 hasta 1998, la tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes descendió de 22 a 20, lo que situaba a Venezuela entre los países con una tasa de violencia media-alta de América Latina.
Sin embargo, Venezuela está ahora con una tasa muy alta dentro del espectro de la región, con una media de 40 muertes diarias y 52 homicidios por cada 100.000 habitantes a final de 2008.
Según cifras policiales, hubo el pasado año más de 12.000 muertes violentas, uno de los índices más altos del mundo, en un país de 28 millones de habitantes.