La situación en el país centroamericano es precisamente uno de los asuntos que domina los debates de esa cumbre, que concluye hoy
El Gobierno de EE.UU. anunció ayer su reconocimiento definitivo de los comicios hondureños y del triunfo de Porfirio Lobo, mientras que Brasil, España y el titular de la OEA, José Miguel Insulza, que los habían rechazado a priori, matizaron sus posturas.»Reconocemos que hay un resultado en Honduras en estas elecciones. Eso está bastante claro. Reconocemos estos resultados y felicitamos a Lobo por haberlas ganado», dijo el secretario de Estado adjunto de EE.UU. para América Latina, Arturo Valenzuela.
«Él va a ser el próximo presidente de Honduras», agregó el funcionario, quien además elogió a los hondureños por unos comicios que, a su juicio, fueron justos y transparentes y cumplieron así los estándares internacionales.
Washington se unió así a los abiertos reconocimientos por parte de Colombia, Costa Rica y Panamá del triunfo del opositor Porfirio Lobo en las elecciones de este domingo en Honduras.
«Colombia reconoce al nuevo Gobierno», señaló el presidente Álvaro Uribe en un comunicado fechado en la ciudad portuguesa de Estoril, donde participa en la XIX Cumbre Iberoamericana.
La situación en el país centroamericano es precisamente uno de los asuntos que domina los debates de esa cumbre, que concluye el martes.
Los participantes pretenden acordar una «posición concertada» en la declaración final, aunque hay «dificultades» por la división en torno a la legitimidad de los comicios, admitió hoy el ministro portugués de Exteriores, Luis Amado.
Bogotá consideró que «se ha dado un proceso democrático en Honduras de alta participación, sin fraude, inobjetable».
El mandatario de Panamá, Ricardo Martinelli, que también se encuentra en Estoril, fue el primero en felicitar a Lobo, a quien invitó a «iniciar un proceso de reconciliación y unificación del pueblo hondureño, a través de un Gobierno de unidad nacional».
Más significativa fue la postura del gobernante de Costa Rica, Óscar Arias, quien actuó como intermediario entre el depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, y el de facto, Roberto Micheletti, y que hoy intentó convencer a sus homólogos reunidos en Estoril de la conveniencia de «reconocer al nuevo Gobierno».
Para Arias, la alta participación «demuestra que el pueblo hondureño acudió a las urnas porque quiere ver si puede pasar página del golpe de Estado» del 28 de junio.
Aparte de estos apoyos al resultado de los comicios, ya anunciados en días previos, otros países que los habían rechazado tajantemente por no haber sido restituido Zelaya, matizaron hoy sus posturas.
El caso más importante es el de Brasil, que hoy consideró que algunos «gestos» de Lobo y la tasa de participación electoral podrían conducir a «cambios» en su postura de considerar «ilegítimo» el proceso.
«Si Brasil considera que tiene que cambiar de posición, cambiará de posición», declaró Marco Aurelio García, asesor para Asuntos Internacionales del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
También dejó la puerta abierta a un futuro reconocimiento España, cuyo canciller, Miguel Ángel Moratinos, advertía el domingo de la ineficacia de las elecciones y hoy aseguraba que su país no las ignora y que el vencedor «tendrá algo que decir» y será «un nuevo actor» en el diálogo con Zelaya.
El jefe del Ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, abogó hoy en Estoril por un «gran acuerdo nacional» en Honduras como único camino para lograr una «paz democrática» y reclamó «un gran consenso» iberoamericano.
Revelador fue igualmente el cambio de posición del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, uno de los más firmes opositores al golpe de Estado y que rechazó el envío de observadores a la votación en Honduras por considerarla ilegítima.
Hoy declaró hoy a la emisora chilena Radio Cooperativa desde Portugal que está abierto al diálogo con Lobo «para construir democracia» y confió en que las decisiones que éste adopte «serán fundamentales para que la comunidad internacional valide el nuevo Gobierno».
El Consejo Permanente de la OEA se reunirá el viernes para analizar los resultados de las elecciones en Honduras.
La Comisión Europea se felicitó por el desarrollo «pacífico y tranquilo» de los comicios y pidió a las partes contribuir en la búsqueda de una solución negociada.
En el mismo sentido se pronunció el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien llamó a todas las fuerzas políticas hondureñas «a que se comprometan a resolver sus diferencias».
Aunque se dijo consciente de la «persistente división en la región acerca de las elecciones», recordó que el ganador debe tomar posesión del cargo el próximo 27 de enero y manifestó su deseo de que la crisis «para entonces se haya resuelto».
El grupo de países latinoamericanos que mantienen inamovible su rechazo total a los comicios por considerarlos ilegítimos, tal y como pide el propio Zelaya, aunque es cada vez más reducido, todavía es nutrido con Argentina, Chile, México, Bolivia, Brasil, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y Venezuela.
La presidenta argentina, Cristina Fernández, calificó de «casi un simulacro» las elecciones, de las que dijo se celebraron «en el marco de la más absoluta ilegalidad democrática».
La chilena Michelle Bachelet destacó que los comicios «no pueden ser invocados para legitimar el golpe de Estado», mientras Paraguay indicó que le resulta «imposible» reconocer los resultados por las condiciones en que se dieron.
El mandatario mexicano, Felipe Calderón, dijo hoy en Estoril que las elecciones no son suficientes para el restablecimiento del orden constitucional, expresó sus reservas sobre si fueron libres y advirtió del «retroceso» de la democracia en América Latina.
Mientras, la prensa oficial de Cuba consideró que la votación fue una «farsa» viciada por el abstencionismo, la militarización, una «brutal represión» y la «falta de legitimidad y transparencia».
Entre los vecinos de Honduras, Nicaragua calificó de «espurias» las elecciones y Guatemala anunció que sólo reconocerá a Lobo una vez que Zelaya sea restituido en el poder.
Por su parte, el presidente de El Salvador, Mauricio Funes, expresó el deseo de que «la nueva situación» de Honduras acabe con «el restablecimiento de la democracia y del orden constitucional».