La delincuencia acecha a los viajeros que llegan cargados de regalos y dinero
Diciembre es el mes en el que más reencuentros se dan en los aeropuertos de Quito y Guayaquil. En el José Joaquín de Olmedo, del Puerto Principal, a diario, cientos de migrantes llegan para pasar las fiestas de fin de año con sus parientes.
Hay globos, carteles de bienvenida -según publica el diario El Universo- gritos de euforia y lágrimas de emoción. Pero también temor por los ataques de la delincuencia, que acecha a los viajeros que llegan cargados de regalos y dinero.
Esto hace que la Policía tenga activado un plan para proteger a los recién llegados y sus familias en el camino a casa.
Describir ese reencuentro entre madre e hija no tiene palabras. Los corazones henchidos de felicidad se funden en un largo y apretado abrazo que lo dice todo. Es un derroche de emociones. Hermanos, cuñados y sobrinos se unieron al jolgorio la noche del pasado jueves en el aeropuerto José Joaquín de Olmedo, adonde llegó Irma Córdova, procedente de Barcelona, España, para pasar la Navidad junto a sus familiares.
Tres años debieron pasar para ese ansiado instante de Irma, quien trabaja en esa ciudad española en el cuidado de dos ancianos. «La vida está bastante difícil. Si tienes un trabajo, tienes que cuidarlo porque no hay».
Irma llegó bien a la casa de su madre porque pidió proteción policial. Otros se arriesgan a ir solos y sufren asaltos, como sucedió con una mujer de la tercera edad que arribó de EE.UU. el mismo día que Irma.