México impulsó hoy en el Consejo de Seguridad de la ONU nuevas medidas para reforzar la protección de los menores que son víctimas de los conflictos armados y perseguir a los responsables de violar los derechos de la infancia en situaciones de violencia.
El máximo órgano reiteró en una declaración propuesta por la delegación mexicana su firme condena al empleo de menores en guerras por parte de los bandos combatientes, así como la violencia y los abusos sexuales de que son víctima los niños en esos conflictos.
El documento recoge las conclusiones de la reunión celebrada hoy en el Consejo de Seguridad sobre los menores y los conflictos, que fue presidida por la canciller de México, Patricia Espinosa, país que encabeza el máximo órgano de la ONU durante el mes de junio.
En la declaración también se expresa preocupación por el aumento de las amenazas y los ataques contra escuelas y otras instalaciones educativas, así como a maestros, alumnos y, en particular, a las niñas que tratan de acceder a la educación.
«El Consejo exige a todas las partes relevantes que pongan fin inmediatamente a estas prácticas y adopten medidas especiales para proteger a los niños», señala el escrito.
Espinosa resaltó que los crímenes cometidos en contra de los niños «no podrán detenerse si sus responsables» no son castigados.
Asimismo, señaló que es la obligación primaria de los Estados miembros de Naciones Unidas el investigar y enjuiciar a los responsables de los actos ilícitos cometidos contra los menores.
En ese aspecto, expresó el apoyo de México a las recomendaciones del reciente informe sobre esta materia del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, para que el Consejo considere medidas más enérgicas frente a los grupos y actores armados que persisten en las violaciones de los derechos de la infancia en los conflictos.
También recordó que la aprobación en 2009, a instancia de México, de la resolución 1.882, fortaleció y amplió los mecanismos de la ONU para proteger a los menores en caso de conflicto armado.
El documento impulsó la inclusión en la llamada «lista de la vergüenza» de Naciones Unidas a las partes de un conflicto que asesinen, mutilen o abusen sexualmente de menores, que hasta entonces solo identificaba a los Gobiernos o grupos armados que reclutan y emplean niños soldados.
Gracias a esa modificación, el informe de 2010 incluyó por primera vez una lista, con dos nombres, de los grupos que matan y mutilan a menores, así como otra, con siete, de los que violan y cometen agresiones sexuales contra niños.
La representante especial del secretario general de la ONU para los Niños en los Conflictos Armados, Radhika Coomaraswamy, resaltó en su discurso ante el Consejo la eficacia de identificar a los ejércitos y grupos armados que incumplen el derecho internacional con relación al trato de los menores.
«Este ejercicio de identificar y avergonzar, junto a la posibilidad de sanciones contra los violadores persistentes, ha persuadido a algunos para poner fin a su aborrecible comportamiento e impedirá futuras violaciones», aseguró.
En ese aspecto, la declaración del Consejo resalta su «disposición» a sancionar a los grupos que violen de manera reiterada los derechos de los menores.
También insta a otros organismos y oficinas de la ONU a compartir mayor información con los comités de sanciones del Consejo, de cara a adoptar acciones contra los principales abusadores de menores.
En la reunión de hoy, los miembros del Consejo también escucharon el testimonio de Manju Gurung, que fue una niña soldado nepalesa, secuestrada en su escuela por la guerrilla maoísta durante el conflicto que asoló su país entre 1996 y 2006.
La joven relató cómo en 2005, cuando tenía 13 años, se vio incorporada por la fuerza a las filas del grupo armado, donde recibió entrenamiento militar y fue empleada como mano de obra esclava en proyectos impulsados por los maoístas.
«Dentro del partido, tuve muchos amigos que tardaron más de dos o tres años en visitar de nuevo sus casas, otros muchos fallecieron o quedaron lisiados en los combates», relató.
Más de dos millones de niños han muerto en zonas de conflicto armado, otros seis millones han quedado discapacitados, más de un cuarto de millón de jóvenes han sido explotados como niños soldado en diversas regiones del mundo en las dos últimas décadas, según Naciones Unidas.
Además, otros miles más han sido víctimas de explotación sexual, violación y prostitución por parte de grupos armados y ejércitos en conflictos como el de la República Democrática del Congo, Colombia, Birmania (Myanmar) o Somalia.