La mayoría de la comunidad internacional aisló a Honduras tras el golpe de Estado y no reconoció al régimen de facto de Micheletti, mientras que el Gobierno de Lobo ha logrado un reconocimiento parcial
El ex presidente de Honduras Manuel Zelaya dijo hoy a Efe que su destierro es un delito del Gobierno de su país y que su retorno a Tegucigalpa debe ser inmediato.»Mi destierro es un delito del Gobierno hondureño.
Mi retorno a Honduras debe ser inmediato y con todas las garantías para lograr la reconciliación, respeto a los derechos humanos y la democracia», subrayó Zelaya en una entrevista vía electrónica con Efe desde República Dominicana, donde reside desde el 27 de enero pasado.
Zelaya dijo que su restitución en el poder, tras el golpe de Estado del 28 de junio de 2009, cuando los militares lo sacaron de su residencia y del país, y lo enviaron a Costa Rica, no fue posible porque dos poderes del Estado (Legislativo y Judicial) «se confabularon» con Estados Unidos.
«Dos poderes del Estado por intereses económicos de las trasnacionales del petróleo y de las finanzas se confabularon con los nefastos viejos halcones de Washington (y) al final lograron que Obama (Barack, presidente de EE.UU.) públicamente cambiara su posición de condena al golpe por apoyo a (Roberto) Micheletti y al golpismo», agregó.
Zelaya fue sustituido por Micheletti, quien era presidente del Parlamento hondureño cuando se agudizó la crisis política hondureña de 2009.
«En otras palabras, los que fraguaron y mandaron a ejecutar el golpe ya no pudieron retroceder, ese fue el motivo para la no restitución» de su gobierno, acotó Zelaya, cuyo mandato de cuatro años debió concluir el 27 de enero pasado.
En opinión de Zelaya, «Estados Unidos está haciendo todo lo posible para dejar impune» el golpe de Estado «y continúa teniendo una posición incoherente con su posición original de condena» al resquebrajamiento de la frágil democracia hondureña.
Sobre la comunidad internacional, indicó que se ha dividido por la infortunada influencia que ejerce el Departamento de Estado de EE.UU. sobre algunos países.
Sin embargo, considera que la posición de la mayoría de los países es de apoyo a su propuesta, en el sentido de que en su país se siente un precedente y que «no se permita la impunidad frente al golpismo que prevalece en Honduras».
Sobre el futuro de Honduras, señaló que está ligado, de manera irreversible, al Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) que surgió tras el golpe de Estado y exige su regreso al país.
Añadió que el FNRP es «una nueva fuerza que nació resistiendo y se dirige a la toma del poder», y que el reto que tiene «es vencer al golpismo y sus trágicos efectos de violaciones a todos los derechos humanos».
«La resistencia es pacífica, surge como un despertar de la conciencia colectiva ante los métodos violentos del neofascismo de la derecha hondureña, es una fuerza en crecimiento en oposición al golpismo y a la opresión», dijo Zelaya, para quien «un golpe de Estado es una traición».
Zelaya viajó a República Dominicana el mismo día que asumió el actual presidente de Honduras, Porfirio Lobo, quien fue electo el 29 de noviembre de 2009, en unos comicios que fueron convocados un mes antes del golpe de Estado.
La mayoría de la comunidad internacional aisló a Honduras tras el golpe de Estado y no reconoció al régimen de facto de Micheletti, mientras que el Gobierno de Lobo ha logrado un reconocimiento parcial, aunque el país sigue suspendido de la Organización de Estados Americanos (OEA), desde el 4 de julio de 2009.