Dos supervivientes aseguran que el balsero les animó a subir

Dos de los supervivientes del accidente que seis estudiantes españoles sufrieron este miércoles cuando volcó la barca en la que cruzaban el río Gallinas en México han explicado que el balsero les animó a embarcarse, pese a la prohibición de la oficina de turismo por la crecida del río, y les aseguró que no era peligroso.

El catalán Bernat Palau y la mallorquina Aina Frau lograron salir por su propio pie del agua agarrándose a una ramas y vieron cómo la corriente se llevaba al resto de los ocupantes, puesto que el balsero saltó a la orilla cuando perdió el control de la embarcación.

En un relato que ambos han hecho llegar a los medios y al que ha tenido acceso Europa Press, reiteran que el patrón de la embarcación les dijo a ellos y a su compañero Francisco Espasa, todavía desaparecido, que el camino por el que les llevaría a conocer las cascadas de Tamul era «seguro» y se llegaba «bien».

En el texto, ambos relatan que el conductor de una camioneta turística fue a su encuentro –en la misma plaza en la que se encontraba la oficina de turismo– y les ofreció añadirse al grupo que estaba organizando para ir hasta las cascadas. Les explicó que las verían desde arriba en lugar que desde abajo, que es la ruta habitual.

En el grupo se encontraban las tres chicas de Cassà de la Selva (Girona) con las que volcaron en la balsa. El cuerpo de una de ellas, Neus Terradas, se ha localizado esta madrugada en el río, mientras que continúan desaparecidos su hermana, Núria Terradas, Irene Carbó y Francisco Espasa. También había cinco turistas mexicanos que debían cruzar el río en un segundo viaje con la embarcación.

En unas declaraciones a medios locales recogidas por Europa Press, Palau ha insistido en que el patrón de la barca les dijo que en la oficina de turismo había «unos escolares que no sabían los caminos».

NO HABIA REMOLINOS

«La zona por la que cruzar el río era muy plana. No se veían rápidos ni remolinos», aseguran ambos jóvenes en el comunicado, donde cuentan que todo fue bien hasta que alcanzaron la otra orilla, cuando la barca «empezó a girar sobre sí misma».

Los chicos aseguran que el barquero quedó más próximo a la orilla y saltó, con tal impulso que la alejó de nuevo hasta el centro del río y se los llevó la corriente. «Veíamos muchos rápidos delante nuestro y no sabíamos a qué distancia se encontraba la cascada», han señalado los supervivientes.

Ambos intentaron agarrarse a unas ramas bajas de un árbol y cayeron al agua. «A partir de ese momento la corriente nos llevó por separado y nosotros dos nadando, aún no sabemos cómo, logramos salir», relatan. Cada uno quedó a una orilla del río y dieron la voz de alarma para iniciar la búsqueda.

La última vez que vieron a su compañero Francisco estaba «a pocos metros de la orilla con la cabeza fuera del agua». Los tres, alumnos de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), estaban en México porque habían participado en un programa de cooperación y apuraban los últimos días de estancia para hacer turismo.

El documento de Palau y Frau señala que la visita que contrataron era «guiada» y organizada por gente de la zona «justo en frente de la oficina de información» del municipio de Aquismon, en el estado mexicano de San Luis de Potosí. El conductor les pidió 100 pesos por cabeza, una cuantía que debían pagar una vez terminara el recorrido.

Los dos jóvenes se declaran «muy afectados» por lo ocurrido y piden respeto por los familiares de los que todavía están desaparecidos. El dispositivo de búsqueda, formado por más de un centenar de efectivos y la colaboración de los vecinos del lugar, se ha retomado esta tarde.

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