Los expertos preparaban hoy en el árido norte de Chile la tarea que ya se describe como el mayor rescate en profundidad de la historia, para devolver a la superficie a 33 mineros que llevan dieciocho días atrapados a casi 700 metros bajo tierra, en una mina de cobre, oro y plata.
La supervivencia de los mineros ha sido considerada un milagro en Chile y la tarea que sigue no le va en zaga, según señaló a Efe el senador de la zona Baldo Prokurica.
Una sonda llamada «Raiseborn», facilitada por la estatal Corporación del Cobre (Codelco), de 30 toneladas de peso, fue elegida para excavar en la mina San José un conducto de unos 38 centímetros de diámetro, que posteriormente será ampliado a unos 66 centímetros, para rescatar por ahí a las víctimas.
La máquina que, según los expertos podría tardar hasta 120 días en la tarea, pertenece a la División «Andina», de Codelco y sus partes comenzaron a ser instaladas este lunes en la mina San José, a unos 830 kilómetros al norte de Santiago, donde se ha desarrollado el drama.
También los equipos de rescate lograron introducir hoy una segunda sonda a la galería subterránea donde permanecen los mineros, según confirmaron los familiares, que fueron informados por uno de los operarios de la perforadora.
Los expertos señalaron que esta segunda perforación es clave para las labores de rescate, ya que se contará con otra vía para enviar ayuda a los mineros.
La primera sonda que alcanzó la galería permitió el domingo verificar que los mineros estaban vivos, según los mensajes que ellos mismos enviaron a la superficie y por imágenes captadas con una cámara enviada por el conducto.
La perforación permitió el lunes la instalación de un teléfono para comunicarse con los atrapados, como vía para que respondieran un cuestionario sobre su estado de salud y para enviarles alimentos líquidos.
«Estamos bien y con hambre», fue lo primero que dijeron a través del teléfono, para después celebrar que unos compañeros de quienes desconocían su suerte tras el derrumbe del 5 de agosto habían también sobrevivido.
En la comunicación, algunos bromearon pidiendo cervezas y a coro entonaron el himno nacional de Chile.
La senadora socialista Isabel Allende reveló que pudo constatar en una de las fichas médicas que los mineros se mantuvieron ingiriendo «dos bocados de atún (en conserva) y medio vaso de leche cada dos días».
«Están bien, todos sanos, no han tenido ningún inconveniente, salvo uno que tiene dolor de estómago (…) dicen que tienen mucha hambre por razones obvias», relató, tras la conversación, el ministro de Minería, Laurence Golborne.
En tanto, Andrés Sougarret, responsable de las labores de rescate, hizo recomendaciones a los atrapados con respecto a los sectores de la galería en que deben mantenerse, ante la eventualidad de nuevos derrumbes.
Alejandro Bohn, uno de los dueños de la mina San José, afirmó en tanto que la empresa «está tranquila» frente a la posible imputación de responsabilidades del accidente, aunque admitió que no tenían seguros para sus trabajadores y no aseguró seguir pagando salarios.
«La compañía está tranquila, en el sentido de que nunca tuvo antecedentes de una catástrofe de este tipo, sus trabajadores estaban entrenados y tenían los dispositivos de seguridad para que, acontecido un evento de estas características, pudiesen tener la protección necesaria», dijo Bohn a radio Cooperativa.
El ministro Golborne calificó esas declaraciones de «increíbles», y recordó que en 2007, cuando la mina cerró y al año siguiente se reabrió, «se estableció que debía haber un proyecto de ventilación y habilitar un escape de emergencia», nada de lo cual se cumplió.
Añadió que la situación dejó al descubierto «una falta de preocupación bastante importante en cuanto a seguridad» y manifestó que si la empresa hubiera cumplido con sus obligaciones, como tener una salida de emergencia, «nos hubiéramos ahorrado todo este drama».