Según el informe, el deterioro de la institucionalidad se debe a la desigualdad de riqueza y poder, la débil participación popular en los asuntos públicos, la corrupción pública y privada, la inseguridad ciudadana y la debilidad estatal
Un informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y de la Organización de Estados Americanos (OEA) publicado hoy revela la creciente preocupación con hechos recientes en América Latina, tales como los sucesos de Honduras y la rebelión policial en Ecuador.
El estudio titulado «Nuestra democracia» y presentado desde México por el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, destaca que la región ha vivido el periodo más prolongado de regímenes democráticos, pero al mismo tiempo advierte que la calidad de la democracia se ha deteriorado.
El texto fue elaborado con la participación de más de un centenar de analistas, 32 presidentes o ex presidentes, más de 200 líderes políticos o sociales, y se basó en la encuesta de 19,000 ciudadanos.
Según el informe, el deterioro de la institucionalidad se debe a la desigualdad de riqueza y poder, la débil participación popular en los asuntos públicos, la corrupción pública y privada, la inseguridad ciudadana y la debilidad estatal. Todo eso está causando una creciente frustración en la población.
Si bien los tiempos han cambiado y ya no se ve a militares en las calles ni a juntas presidiendo el país, las amenazas a la democracia adoptan nueva forma.
Honduras es un ejemplo de búsqueda de una fachada institucional a una interrupción del proceso democrático.
Los sucesos en Ecuador fueron un grado menor, pero igualmente preocupante, en tanto una organización básica del estado, la fuerza policial, usó las armas que le da la sociedad para su función específica en una reivindicación salarial.
En este caso falta determinar en qué medida hubo apoyo civil y un intento concreto de desestabilizar.
En este marco, el presidente de El Salvador, Mauricio Funes, propuso una reforma del sistema interamericano que cree un mecanismo de alerta dentro de la OEA a fin de prevenir golpes de Estado.
En qué medida servirá este mecanismo, u otros, es algo que está por verse.
El golpe en Honduras terminó triunfando mientras que en Ecuador el gobierno siguió en el poder. En ambos casos la condena internacional fue la misma: el éxito dependió más del poder interno relativo de los presidentes.