La XX Cumbre Iberoamericana celebrada en Argentina concluyó ayer

La de Mar del Plata fue la cumbre de los adioses

Más allá de la declaración oficial, Lula le reservó a Kirchner un lugar entre los grandes de la historia argentina

La de Mar del Plata fue la cumbre de los adioses
Lula da Silva. EFE.

"No ha existido en ningún momento de la historia la relación entre Brasil y Argentina con la dinámica que le impusimos con Néstor Kirchner", manifestó Lula

La XX Cumbre Iberoamericana que concluyó hoy en Mar del Plata estuvo marcada por sentidos homenajes al fallecido ex presidente argentino Néstor Kirchner y al mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, que dejará el poder el próximo 1 de enero.

La sesión plenaria de ayer comenzó con un homenaje póstumo a Kirchner en el que Lula, vestido con guayabera blanca y pantalón caqui, fue el encargado del discurso panegírico pero en el que prácticamente todos los mandatarios que intervinieron recordaron al esposo y antecesor de la presidenta Cristina Fernández, fallecido el pasado 27 de octubre.

Lula recordó que cinco de los ocho años de sus dos mandatos coincidieron con el gobierno de Kirchner (2003-2007) y, visiblemente emocionado, relató que tuvo la «suerte» de conocerlo cuando era una «vaga esperanza» de candidato a presidente de Argentina.

«No ha existido en ningún momento de la historia la relación entre Brasil y Argentina con la dinámica que le impusimos con Néstor Kirchner», manifestó Lula quien subrayó que la relación entre los dos países «fue intensa y fuerte» pese a las divergencias comerciales existentes.

Como es habitual en sus discursos, Lula recurrió a una metáfora futbolera para referirse a su amigo como «el Maradona de la política».

También elogió «la osadía y el coraje de Kirchner», de quien dijo que no sólo logró sacar a la economía argentina de la crisis en que estaba sumida desde 2001 sino que enfrentó al Fondo Monetario Internacional (FMI).

«Voy a guardar para siempre el recuerdo de la más extraordinaria amistad que tuve con el gobierno argentino. (…) El recuerdo que guardo no es el de un presidente sino el de un compañero de todas las horas», aseguró un Lula que no parecía hablar desde el pedestal de jefe de Estado sino desde la intimidad de un hogar.

El rey Juan Carlos de España y otros gobernantes también elogiaron en sus discursos el liderazgo regional y la vocación integracionista de Kirchner, quien en el momento de su muerte se desempeñaba como secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), cargo que está vacante todavía.

Los presentes honraron la memoria de Kirchner con un prolongado aplauso y el pesar por su desaparición también quedó consignado en la Declaración de Mar del Plata, documento final de la Cumbre.

En su segundo punto, la Declaración exalta a Kirchner como «decidido promotor de la vigencia de los derechos humanos y de los valores democráticos e impulsor de la integración latinoamericana».

Más allá de la declaración oficial, Lula le reservó a Kirchner un lugar entre los grandes de la historia argentina.

«La historia argentina puede medirse en antes de Perón y después de Perón, y antes de los Kirchner y después de los Kirchner, porque Cristina va a completar la obra que Kirchner empezó», manifestó Lula.

Cuando el presidente brasileño terminó su discurso, Fernández se fundió con él en un estrecho abrazo y luego retribuyó los elogios en las palabras que pronunció para despedirlo puesto que esta fue la última cumbre Iberoamericana de Lula, que dentro de 27 días entregará el cargo a su sucesora, Dilma Rousseff.

Fernández recordó que «tanto Lula como Kirchner supieron construir una América del Sur totalmente diferente y forjar una amistad entrañable» y le obsequió una fotografía en la que ambos aparecen abrazados y sonrientes.

Al agradecer el homenaje, el presidente brasileño evitó hablar de despedidas porque, según dijo, no piensa dejar la política.

«Soy un político latinoamericano, no voy a dejar la política», dijo Lula, quien con lágrimas en los ojos dijo que se lleva de los demás mandatarios «el mejor de los recuerdos» y pronosticó que con Rousseff, su ahijada política, Brasil seguirá transitando por el camino de la integración regional.

En los homenajes mutuos terció José Mujica, presidente de Uruguay, país que está enclavado entre los dos grandes de Suramérica.

«Es muy difícil que en la historia política argentina se le rinda un homenaje a un presidente brasileño. Es toda una señal de cambio brutal», dijo Mujica al comentar las muestras de cariño de Fernández a Lula.

 

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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