"Bebés, niños de unos tres o cuatro años, se agarraban a trozos de madera y gritaban 'socorro, socorro'. Les lanzamos chalecos salvavidas, pero muchos ni siquiera podían nadar unos pocos metros para cogerlos"
El Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras de Australia ha informado de que se han recuperado en el mar los cuerpos sin vida de 27 personas después del naufragio, este miércoles junto a la isla de Christmas, de una embarcación en la que navegaban unos 70 inmigrantes, incluidos varios niños.
Hasta ahora han sido rescatadas 41 personas y un hombre ha conseguido llegar por sí solo a la costa, según el Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras.
Los barcos de la Marina seguirán buscando supervivientes del naufragio, que se ha producido porque la embarcación ha chocado contra unas rocas.
También los vecinos de la zona están intentando ayudar a salvar a los inmigrantes que están en el mar y a atender a los que ya han sido rescatados.
El viceprimer ministro y jefe del Ejecutivo en funciones de Australia, Wayne Swan, quien sustituye provisionalmente a la primera ministra, Julia Gillard, actualmente de vacaciones, ha confirmado la muerte de algunas personas, sin adelantar una cifra.
Gillard ha anunciado que va a interrumpir sus vacaciones para supervisar personalmente lo ocurrido. «Es un suceso trágico, y pasará algún tiempo antes de que se sepa exactamente qué ha pasado», ha declarado.
Los testigos de las labores de rescate han asegurado que éstas son complicadas debido a las desfavorables condiciones meteorológicas y a que los restos de la embarcación están dispersos en una zona de 1 kilómetro de diámetro.
El concejal de la isla de Christmas, Kamar Ismail, ha indicado que los inmigrantes parecen proceder en su mayoría de Oriente Próximo. Un médico que ha sido informado por el Departamento de Inmigración ha dicho, por su parte, que la mayor parte de los supervivientes son iraquíes e iraníes.
«Es horrible. He visto a una persona morir delante de mí y no podía hacer nada para salvarles», ha lamentado Ismail.
«Bebés, niños de unos tres o cuatro años, se agarraban a trozos de madera y gritaban ‘socorro, socorro, socorro’. Les lanzamos chalecos salvavidas, pero muchos ni siquiera podían nadar unos pocos metros para cogerlos» y mientras «las olas no paraban y golpeaban todo», ha explicado.
Ian Rintoul, de la Coalición de Acción por los Refugiados, ha culpado al Gobierno australiano de lo sucedido.
«Si el Gobierno australiano estuviese dispuesto a atender adecuadamente a los solicitantes de asilo en Indonesia y a acoger a refugiados en Australia, entonces serían muchas menos las personas que intentarían llegar a Australia en embarcaciones», ha subrayado.