El escenario del conflicto estaba listo y Costa Rica decidió llevarlo a la Corte Internacional en busca de una solución
En río revuelto, ganancia de pescadores, dice el dicho, pero aquí, en este río, ni los pescadores ganan.
El conflicto fronterizo entre Costa Rica y Nicaragua amenaza con escalar si la Corte Internacional de Justicia de La Haya no encuentra una resolución que sea capaz de evitarlo o si las partes no llegan a una cuerdo este lunes cuando se verán las caras en territorio neutral, México.
La disputa comenzó el 21 de octubre, cuando Costa Rica denunció que Nicaragua estaba lanzando sobre su territorio los sedimentos provenientes del dragado del río San Juan.
Se complicó, cuando Nicaragua envió tropas al extremo norte de la Isla Calero, en la desembocadura del San Juan y abrió un canal que desvía aguas del río hacia la laguna Los Portillos.
Lo que, para Nicaragua, es sólo la limpieza de un canal que se había secado, para Costa Rica es la desviación de las aguas del río que, por su carácter fronterizo, implica la pérdida de unos 2,2 kilómetros cuadrados de su territorio.
El escenario del conflicto estaba listo y Costa Rica decidió llevarlo a la Corte Internacional en busca de una solución.
Una «ciénaga»
Sobre eso hablaron las delegaciones de los dos países esta semana, ante los jueces, en La Haya.
Costa Rica ha creado un «escándalo internacional» por una ciénaga, alegó el representante nicaragüense, Carlos Argüello.
Para Costa Rica, el argumento es inaceptable
«Costa Rica no se opone al dragado del río», cuya soberanía nicaragüense no está en discusión, dijo a la BBC Melvin Sáenz, embajador designado en Nicaragua.
Sáenz no ha asumido su cargo, pero hoy asesora a su cancillería, en medio de esta disputa.
«Estamos solicitando a la Corte que precise con claridad los términos en que Nicaragua puede efectuar el dragado, en especial cuando afecta territorio costarricense», explicó el diplomático.
«Pedimos eso porque los sedimentos que está sacando la draga los está depositando en territorio costarricense», agregó.
En cuanto al canal abierto por Nicaragua -que, según Costa Rica, está en su territorio-, «todavía no está terminado. Han ampliado el ancho del cauce. Ya no es un pequeño caño, en algunos puntos llega a tener 25 metros de ancho», afirma Sáenz, quien asegura que su extensión será de alrededor de 800 metros a un kilómetro.
Durante décadas, en mapas de los dos países, esta «ciénaga» -también conocida como «Finca Aragón»- en el margen derecho de la desembocadura del río San Juan, apareció como territorio costarricense.
Así fue hasta que Nicaragua, reivindicando la existencia del antiguo canal, decidió volver a abrirlo e instaló unidades militares en lo que Costa Rica considera su territorio, para apoyar esta acción.
Será la Corte la que tendrá que resolver esta disputa sobre el trazado de la frontera. Pero Costa Rica ya pidió -y espera una respuesta en las próximas semanas- medidas cautelares por la presencia de tropas nicaragüenses en la zona y asegura que la presencia militar está generando daños ecológicos.
Pérdidas de pescadores
Cuando debería estarse iniciando la temporada de pesca de sábalo en el Caribe, el poblado costarricense de Barra del Colorado languidece. Se encuentra situado en la desembocadura de un río que deriva su cauce de las aguas del nicaragüense río San Juan.
«Aquí sólo gastos y gastos, nada que entra algo de plata. Cero turismo, no hay nada», le dijo a la BBC Guillermo Cunningham, dueño de un modesto hotel a la vera de la pista de aterrizaje del poblado donde se hospedan los pescadores deportivos que vienen de todo el mundo, sobre todo de Estados Unidos.
Barra del Colorado es uno de los lugares más reconocidos para la pesca del sábalo.
«La gente no puede salir al mar; tienen un poco de temor, no pueden viajar muy adentro. Y de Nicaragua aquí, no se asoma nadie, está restringido el paso para ellos», asegura.
Son unos 17 kilómetros desde Barra del Colorado hasta el punto fronterizo con Nicaragua, navegando hacia el norte, por el Caribe. Un poco más allá está el poblado de San Juan de Nicaragua.
Hay tensión en la zona: aquí se mantiene una cantidad de policías, afirma Cunningham, refiriéndose a las unidades costarricenses que se instalaron en Barra del Colorado desde que escaló el conflicto.
Estrategia de frontera
El canciller costarricense René Castro señaló desde Holanda que es «hora de reconsiderar nuestra política pacifista».
El conflicto está provocando cambios que tendrán repercusiones duraderas en la región.
La Presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, informó que el Ministerio de Seguridad Pública creará una policía de fronteras que empezará a operar en marzo próximo.»Es una policía que no contradice la tradición civilista de Costa Rica. Esa policía está creada en la ley. Había una propuesta para suprimirla pero, con estos acontecimientos, consideramos desafortunada e inoportuna esa idea», dijo a la BBC el ministro de Seguridad Pública, José María Tijerino.
«Estamos pensando integrarla con todo lo que podamos: dos mil, tres mil hombres, tal vez, tomando en cuenta lo extenso del territorio que tiene que cubrir».
Pero no será la única medida. Costa Rica anunció la mejora de las carreteras en la zona, la construcción de helipuertos y el establecimiento de mayores controles en la navegación de los ríos San Carlos y Sarapiquí, que desaguan en el San Juan; y en el río Colorado, que es una desviación del San Juan, aguas abajo, y que desemboca en el Caribe.
«El arreglo de las carreteras va de la mano de la infraestructura civil. Son muchas, todas las que van al norte, para empezar. Muchos caminos que ahora son locales pasarán a ser nacionales», dijo el ministro.
«Lo que desencadena esto -agregó- es una situación irrebatible: la invasión que el país ha sufrido, de manera solapada, por Nicaragua», agregó.
El término «invasión» es una postura que el gobierno nicaragüense rechaza y denomina más bien «diferendo» fronterizo.
En cuanto a los helipuertos, habrá tres secciones: una en la frontera sur, con Panamá, y dos en la frontera norte, con Nicaragua.
Finalmente, se establecerían nuevos controles para la navegación en los ríos de la zona.
«A los ríos se trata de ponerle una puerta, una aduana. La amenaza inminente es que fuerzas mandadas por el presidente Ortega pretendan hacer lo mismo que hicieron en isla Calero.
«Desde que anunció supuestos derechos para navegar por el costarricense río Colorado, habría sido un acto de irresponsabilidad no aprestarse para la defensa», aseguró.
«Estamos poniendo orden en casa, no tenemos ninguna pretensión sobre territorio nicaragüense», añadió Tijerino.
Así las cosas, si la Corte no ordena la desmilitarización del territorio mientras se resuelve el tema de fondo, la tensión podría aumentar y probablemente el tema irá ocupando un espacio cada vez mayor en la política regional.