Otros cables divulgados en los últimos meses revelaron que el Departamento de Estado de EE.UU. pidió información a su embajada en Buenos Aires sobre el estado mental y de ánimo de la presidenta, Cristina Fernández
El jefe de Gabinete del Gobierno argentino, Aníbal Fernández, tachó hoy de «hermosos cachivaches» y «mamarrachos» a los diplomáticos estadounidenses, a los que acusó de basar sus cables internos en noticias de portales «criticones y amarillos» para justificar sus altos sueldos.
«Me da la sensación de que el Departamento de Estado (de EE.UU.) que es quien tiene el verdadero problema, se está dando cuenta de que ha tenido funcionarios en distintos países que son unos hermosos cachivaches que no trabajan y se encargan de agarrar portales criticones y amarillos contra la posición del gobierno como si fuera un gran análisis de inteligencia», señaló en declaraciones radiales.
Esa información «berreta, amarilla, de mala factura, de portales que buscan ser grandilocuentes» la «elevan a su Gobierno para justificar sus sueldos, que no deben ser nada malos. Estos mamarrachos son a los que estamos asistiendo y viendo en estos casos», añadió el ministro en una entrevista con Radio Millenium de Buenos Aires.
Fernández reaccionó así a las revelaciones de los cables filtrados por Wikileaks al diario español El País, que reflejan la preocupación de la embajada estadounidense en la capital argentina por la corrupción «generalizada» que perciben en el país suramericano, y acusan al Gobierno de «falta de voluntad política» para erradicar el problema.
En el mismo sentido se pronunció sobre el tema el ministro de Planificación, Julio de Vido, quien recomendó «a la embajada de los Estados Unidos que tome funcionarios más eficientes, porque para que corte y pegue de la prensa amarilla de los portales, eso lo puede hacer cualquier estúpido».
Uno de los cables difundidos este martes por el diario El País menciona directamente a De Vido por no atender la denuncia de un directivo de una firma alemana sobre una petición de sobornos planteada por un funcionario de Planificación.
«Yo no tengo ningún trato ni tuve ninguna denuncia de ninguna empresa alemana de ningún cohecho ni situación parecida. Es absolutamente falso», afirmó en Radio La Red el ministro, que no es la primera vez que afronta acusaciones de presunta corrupción en su cartera.
Otros cables divulgados en los últimos meses revelaron que el Departamento de Estado de EE.UU. pidió información a su embajada en Buenos Aires sobre el estado mental y de ánimo de la presidenta, Cristina Fernández, y destaparon la preocupación de Washington por el empeño de Argentina de obstaculizar las exploraciones petroleras en Malvinas mientras se resuelve su reclamo de soberanía de las islas.