A finales de 2010 una serie de fallos judiciales permitieron que cuatro travestis obtuvieran sus DNI sin tener que operarse
El documento nacional de identidad (DNI) de Mariana Gómez afirma que se llama Rubén Darío, y que nació hace 31 años en Argentina.
Sin embargo, la ahora flamante funcionaria del Poder Judicial de la Ciudad de Buenos Aires ya no tendrá que recurrir a ese nombre masculino, que hace muchísimos años ya no reconoce.
Gracias a una ley porteña que fue aprobada en 2007 -pero que hasta ahora no había sido puesta en práctica por nadie- en su ambiente laboral Mariana podrá ser conocida por el mismo nombre con el que, hace tiempo ya, la conocen todos su amigos y familiares.
La normativa obliga al Estado a respetar «la identidad de género adoptada por travestis y transexuales que utilicen un nombre distinto al consignado en su documento».
«Me enteré de esta ley por una amiga que es abogada», contó Gómez a BBC Mundo.
«Yo estaba trabajando en un restaurante y buscaba un mejor empleo, así que me animé a presentarme», relató.
La jueza que la contrató es Elena Liberatori, una magistrada conocida por su defensa de los derechos de las minorías sexuales.
Liberatori fue la segunda jueza en Argentina que casó a una pareja gay, en 2010, meses antes de que el matrimonio entre homosexuales fuera legalizado por el Congreso, en julio pasado.
«Un gran avance»
Para Esteban Paulón, presidente de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (Falgbt) -una de las ONG más comprometidas con la aprobación de la llamada «Ley del Matrimonio Igualitario»- el caso de Mariana representa uno de los muchos avances que se ha logrado en los últimos meses en cuestiones de identidad de género en el país.
Paulón dijo a BBC Mundo que en abril próximo una comisión de la Cámara de Diputados comenzará a debatir un proyecto de ley que propone permitir que personas transexuales puedan obtener un nuevo DNI que reconozca su género de elección, sin tener que someterse a una operación para cambiar su sexo.
En la actualidad la ley argentina sólo permite que un transexual cambie su identidad si se realizó la cirugía.
«Para que pueda operarse primero se declara que el transexual es enfermo, y que padece lo que se llama ‘disforia de género'», lamentó Paulón.
«Yo no necesito tener partes femeninas para sentirme una mujer», dijo por su parte Gómez. «La corporalidad es sólo un anexo», aseguró.
«Dar la cara»
A finales de 2010 una serie de fallos judiciales permitieron que cuatro travestis obtuvieran sus DNI sin tener que operarse. Para Paulón, esas sentencias, sumadas ahora al caso de Gómez, ayudarán a dar impulso a una Ley de Identidad de Género. Sin embargo, resta ver si la sociedad argentina está de acuerdo con la iniciativa.
Gómez admite que las personas transexuales sufren aún mucha discriminación.
«Si incluso cuando uno va de compras te miran y te dicen cosas, ¿cómo animarse a ir a una entrevista laboral?», explicó.
«Yo, como muchas otras travestis, sentía que no tenía alternativas y por eso me dediqué un tiempo a la prostitución», admitió.
Para ella, este nuevo trabajo es un enorme avance personal pero también una gran responsabilidad.
«Me siento muy rara, porque no sé cómo van a reaccionar los demás y si me van a aceptar», confió.
Para Paulón, el gran mérito de Mariana es que «dio la cara», cuando muchos otros prefirieron no exponerse.
El martes, el Poder Judicial dará una bienvenida especial a esta «pionera», agasajándola en un acto organizado por el Consejo de la Magistratura.