Los chinos se mueren, como todo el mundo, y sus restos no se reutilizan para elaborar platos de chop suey en restaurantes de barrio
Están por toda España, pero es poco lo que los españoles saben de ellos. Casi nadie sabe de dónde vinieron. Son los chinos residentes en España. Un colectivo numeroso y visible, que copa gran parte del pequeño comercio del país.
Pero también, unos grandes desconocidos para los españoles.
Sobre los chinos circulan muchos tópicos, algunos con cierta base real, otros fruto de las más extravagantes invenciones. Es verdad que trabajan mucho, muchísimo. No lo es que no se registran defunciones de ciudadanos chinos en España.
Subraya Guillermo G. del Olmo en ABC que los chinos se mueren, como todo el mundo, y sus restos no se reutilizan para elaborar platos de chop suey en restaurantes chinos de barrio como afirma la leyenda urbana.
El Instituto Nacional de Estadística calcula que en 2011 son más de 166.000 los chinos residentes en España, siendo además una de las comunidades foráneas que más ha incrementado su presencia en el territorio nacional en el último año.
Para establecer sus pequeñas empresas, cuentan con el apoyo de sus convecinos en sus países de origen. Piden dinero a la gente de su pueblo y entre todos juntan una cantidad que, con el paso de los años, el interesado va devolviendo religiosamente.
Merced a mecanismos de solidaridad colectiva como este, han llegado a España miles de chinos procedentes de una misma zona del inmenso país asiático, convertidos aquí en pequeños emprendedores. Proceden en su inmensa mayoría de una provincia del sur llamada Zhejiang.
Los primeros inmigrantes chinos llegaron a España con la Segunda República y ahora hay pocas muertes porque son una población joven.Las últimas estadísticas señalan que residen legalmente 66.486 chinos en España, a quienes hay que sumar otros cerca de 5.000 que poseen la nacionalidad española. Habrá entre 80.000 y 100.000 chinos incluyendo los ilegales, concuerdan diversos autores.
La estructura de esta población es muy curiosa: la proporción de menores de 15 años es semejante al promedio español (17%), pero los mayores de 65 años apenas suponen un 2% del total. Este dato explica por qué sufren tan pocas defunciones en España.
La comunidad china quizá no tenga el peso demográfico de otras nacionalidades. Sus cifras están lejos de los casi 350.000 marroquíes legales y los más de 200.000 ecuatorianos, por poner dos ejemplos, pero su peso económico empieza a ser más que interesante.
La población china dejó de ser una minoría invisible por un aspecto que la diferencia del resto de migraciones: un tercio de los inmigrantes chinos están dados de alta en la Seguridad Social como trabajadores por cuenta propia, es decir, como autónomos. Y puede afirmarse que unos 13.000 son empresarios y, además, especialmente dinámicos.