Aunque a veces cueste sacar el aspecto positivo de un evento trágico, la vida siempre nos demuestra que siempre hay una luz que nos permite iluminar nuestro optimismo y continuar nuestro camino. En Lorca, no todo ha sido desventura; también hemos encontrado historias positivas entre las miles que nuestros compatriotas pueden narrarnos sobre esa fatídica tarde.
Cuatro pequeños han elegido este momento para alegrarle la vida a sus familias. Se trata de los gemelos varones Dyllon y Joan y dos niñas, Arantxa y Leire, que han traído alegría a éstas tres familias ecuatorianas en estas circunstancias tan adversas. Pero no son las únicas historias positivas, la solidaridad ha sido una constante en los campamentos de damnificados.
La convivencia dentro de los campamentos donde se asentaron los damnificados fue impecable y primó sobre todo la solidaridad y la cooperación entre todos los afectados. «Estamos juntos, no somos familia pero somos amigos desde hace muchos años, hemos pasado de todo.. en las buenas y en las malas, aquí estamos», nos comentaba compatriota, mientras compartía un tentempié con quienes la acompañaban.
Se desconoce de altercados ocurridos dentro de los campamentos de damnificados, donde la mayoría eran inmigrantes que al no tener una red familiar más amplia se vieron en la necesidad de pernoctar en los sitios dispuestos por Protección Civil o donde buenamente se pudieron acomodar.
Las historias de héroes anónimos que suelen surgir en situaciones como esta, tienen entre sus protagonistas a un ecuatoriano oriundo de Manabí. Antonio Velásquez Briones salvó a dos ancianas españolas interponiéndose entre unos cascotes y las transeúntes. El golpe de los escombros le afectó ambas piernas y tuvo que ser intervenido quirúrgicamente. Muy emocionado nos comentó que fue algo que «hizo sin pensarlo». A esta hora se recupera favorablemente en el Hospital Reina Sofía de Murcia.
Sin duda una fecha que quedará grabada en la mente de los lorquianos de nacimiento y de adopción, como el día en que la tierra tembló y que puso a prueba su fortaleza y su espíritu de supervivencia en condiciones adversas. Aunque aún queda mucho por levantar, sin duda nuestros compatriotas sabrán más que nadie que tendrán la entereza suficiente para sacudirse el polvo y volver a empezar.