"Durante la crisis política en Honduras, Hugo Chávez quería que me secuestraran para arrodillar a la iglesia"
«Han ensuciado unas 26 veces las paredes de la Catedral con insultos. Han disparado proyectiles contra mi ventana, pero yo sigo con mi pueblo» reveló, en una entrevista al periódico digital italiano Vatican Insider, el cardenal de Tegucigalpa, Oscar Andrés Rodríguez. «Incluso -agregó- durante la crisis política en Honduras, Hugo Chávez quería que me secuestraran para arrodillar a la iglesia», señala. Este caso nos recuerda al sufrido por el párroco venezolano José Palmar, quien fue obejto de idénticos ataques, pero en este caso por hordas chavistas.
Durante la entrevista Rodríguez reveló uno de sus grandes sueños: «Contar con más sacerdotes para servir a los jóvenes»
Vatican Insider
¿Está rezando por la recuperación de Hugo Chávez, a pesar de todo lo que se ha dicho?
«A veces, una enfermedad puede ser una ocasión para encontrarse con Dios y para reconocer los propios errores. La Caridad cristiana nos pide que recemos por todos, sobre todo por los enfermos».
Siempre estuvo a favor del golpe, a pesar de ir en contra de muchos, entre ellos el presidente venezolano Hugo Chávez. ¿Cómo están las relaciones actualmente?
-Después de los sucesos del 2009, en Honduras las cosas mejoraron y tenemos más paz. El nuevo gobierno intentó con éxito la reconciliación nacional. Además, nuestro nuevo presidente, Porfirio Lobo, ha tenido mucho coraje: Fue invitado a una reunión que Chávez mantuvo con el presidente colombiano Santos, en Cartagena. Y en esa ocasión el presidente venezolano y Lobo se estrecharon la mano, ¡vimos todos la foto!. Un gesto muy importante para el reconocimiento del nuevo gobierno. Después del acuerdo de Cartagena, Manuel Zelaya regresó a Honduras y ahora está intentando fundar un nuevo partido. Como consecuencia la OEA (Organización de los Estados Americanos) ha vuelto a admitir a Honduras, con la totalidad de votos a favor, a excepción de Ecuador que votó en contra».
Pero hubo tantas ocasiones, durante el golpe (y hasta después) en las que arriesgó su vida…
-Gracias a Dios las cosas están mejorando y no me siento en peligro, aunque me muevo siempre con prudencia, nunca sin miedo. De hecho me muevo siempre, en coche, con un policía. El día que el Presidente Zelaya, destituido, abandonó el país, la policía me informó que había un plan para poner una bomba en mi casa. Ese mismo día explotó una bomba en una casa vecina. ¡Se equivocaron de dirección! Está claro que don Bosco me protege».
Aquellos que querrían verlo muerto nunca se han detenido…
-Es cierto, han ensuciado unas 26 veces las paredes de la Catedral con insultos. Han disparado proyectiles contra mi ventana, pero yo sigo con mi pueblo. La droga y los traficantes quisieran apoderarse del País pero ¡no lo conseguirán! Estamos unidos en la lucha contra este mal».
¿La comunidad internacional les ayuda?
-Por supuesto, hay mucha solidaridad sobre todo por parte de Caritas. El pasado mes de marzo viví una hermosa experiencia en Calabria: tras un encuentro que tuve con los estudiantes, decidieron recaudar fondos para ayudarnos a reconstruir casas para los más pobres. ¡Y hemos conseguido construir cinco!».
Usted arriesga su vida cada día, alguien insinuó que abandonaría Honduras por motivos de seguridad. ¿Estaría dispuesto a abandonar el País?
Creo que estamos en las manos de Dios que me ama y que quiere lo mejor para todos nosotros. Me ha llamado para servir al pueblo y no huiría nunca de esta misión. Pero soy siempre un Cardenal y tengo que obedecer al Santo Padre. Pero, hasta ahora, nadie me ha pedido que abandone Honduras».
¿Cuál es su mayor sueño?
-Contar con más sacerdotes para servir a los jóvenes. El 42% de nuestra población está formada por jóvenes menores de 15 años. Tenemos poco más de 400 sacerdotes y serviría por lo menos el doble. A pesar de ello, cada año tenemos más seminaristas. Esto nos da grandes esperanzas. Luego, ¡espero que el Papa venga pronto a visitarnos!. Lo invitamos en nuestra primera visita «ad limina» en el año 2007″. Nos gustaría tanto contar con su presencia, ¡el pueblo lo ama!».