Un colega me llamó diciendo que había un ataúd en el yo que estaba muerto. Así que dije: chicos, pero yo estoy vivo, que me pellizquen
Gilberto Araujo, de profesión limpiador de coches, pensó que todo era una broma cuando encontró a toda su familia velando su cuerpo.
Según revela el portal brasileño 0’Globo, su familia, originaria de Alagoinhas, una ciudad a 100 km de el Salvador, le confundió con otro hombre muy parecido.
El malentendido fue resuelto cuando este hombre de 41 años irrumpió en su casa e incluso en su propio velatorio para sorpresa de todos.
«Fue un shock. Una chica se cayó, se desmayó. Había gente corriendo. La calle se llenó de bicicletas y coches de personas huyendo», explicó la vendedora María Menezes.
Después de aclarar la situación, el cuerpo fue entregado a la Policía.
«Ahora será más trabajo para los tribunales, tanto documental como de procedimiento. Vamos a empezar de cero otra vez», dijo el delegado Glauco SuzArt.
Muertos, no tan muertos
Al parecer, Araujo llamó para hablar con un conocido que estaba en el funeral. Su amigo pensó que era una broma. Así que el no finado decidió ir en persona para demostrar que estaba vivo.
«Un colega me llamó diciendo que había un ataúd en el yo que estaba muerto. Así que dije: chicos, pero yo estoy vivo, que me pellizquen».
Según José Marcos Santana Santos, hermano del no muerto, la última reunión de la familia de Araujo fue hace cuatro meses.
Desde entonces no había tenido contacto con su hermano.
«Simplemente aparece de año en año, pasamos mucho tiempo sin verle por Alagoinhas. Él vive aquí, pero cada día está en un lugar diferente».