La escenita tuvo como escenario una playa del río Oyster en Brasil, en la tarde del Sábado de Carnaval.
El ir y venir en el agua llamó la atención de un grupo de bañistas que, muertos de risa y aplaudiendo, utilizaron un teléfono móvil para filmar el video.
Al final del acto, mitad por burla y mitad por admiración, la ardiente pareja fue aplaudida por la muchedumbre.
El único detalle chusco lo protagonizaron los oficiales de la Guardia Municipal, que se acercaron a la pareja y se la llevaron a la comisaría de policía, donde después de pagar una multa por exposición indecente, fueron puestos en libertad.