El encarcelado Leopoldo López logra imponer su estrategia de presión callejera

La oposición venezolana exhibe fuerza y unidad contra la bestial represión del chavista Maduro

Caracas se convierte en el escenario de la mayor protesta opositora desde las elecciones

La oposición venezolana exhibe fuerza y unidad contra la bestial represión del chavista Maduro
La oposición insta al Ejército y la Policía de Venezuela a no disparar contra el pueblo. EP

El moderado Henrique Capriles pierde protagonismo como líder de la cada día más decidida oposición de Venezuela

La calle, ese mantra que una parte de la oposición venezolana invoca desde el pasado 23 de enero, le dio al dio al Gobierno una respuesta masiva y afirmativa este sábado en Caracas y otras ciudades.

En la capital venezolana se congregó la mayor concentración opositora desde la última campaña electoral. Cuando los sectores contrarios al régimen revolucionario parecían en mengua mientras se desgajaban en las barricadas nocturnas llamadas localmente guarimbas, dieron una convincente demostración de fuerza y unidad.

«No a la represión y a la violencia», era el lema del evento que dominaba la tarima principal.

Como relata Ewald Scharfenberg  en ‘El País’ este 23 de febrero de 2014, allí tomaron la palabra el dirigente estudiantil Juan Requesens, la esposa del hoy prisionero Leopoldo López, Lilian Tintori, los líderes de la Mesa de la Unidad Democrática, María Corina Machado y Antonio Ledezma, y los gobernadores de los estados de Lara y Miranda, Henri Falcón y Henrique Capriles Radonski.

Todos coincidieron en llamar a la protesta pacífica y continuada.

Y el catalizador de este fenómeno es un héroe llamado Leopoldo López (La consagración del mártir), el ‘preso‘ que hoy disputa a Henrique Capriles el liderazgo de la oposición de Venezuela.

López, junto a la diputada María Corina Machado y el alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, lidera un ala de la coalición Mesa de la Unidad que ha decidido que es hora de presionar en la calle hasta que se vaya el Gobierno de Nicolás Maduro, en contraste con la estrategia destinada a acumular adeptos a partir del descrédito del Gobierno y esperar las mediciones electorales para capitalizarlo, tal como defiende Capriles.

López está convencido de que la crisis económica y la inseguridad personal no variarán con el delfín del presidente Chávez en el poder.

Los herederos quieren imponer al costo que sea un modelo político y económico estatista y hostil con la empresa privada que, según las elecciones del pasado de abril, es rechazado por el 49,12% de los venezolanos.

Esa decisión se hizo pública el 23 de enero, cuando López y Machado anunciaron durante una rueda de prensa que irían a la calle. Al plan le dieron un nombre de solución final: «La Salida».

El primer acto que convocaron en un reducto tradicional de la oposición, el 2 de febrero, fue una concentración de medianas proporciones que envalentonó a la dirigencia para continuar con el plan de movilizaciones.

A partir de entonces surgieron protestas en los estados andinos del país por motivos asociados a la inseguridad. Después del 12 de febrero, cuando una concentración de la oposición fue disuelta a balazos, se extendieron a buena parte del país.

El liderazgo de López, que se retiró de las elecciones primarias de la oposición -hace dos años- ganadas por Capriles, se hizo efervescente y hoy está en su punto más alto de ebullición

 

 

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