No han pasado ni 24 horas desde que Valery Spiridonov, un programador ruso de 30 años, afirmó que será el primer ser humano en someterse al trasplante de cabeza planteado por el doctor italiano Sergio Canavero.
Sin embargo, ya han salido a la palestra varios expertos que han señalado las grandes dificultades que tiene la operación y las secuelas que puede traer en el susodicho paciente.
Uno de ellos ha sido el cirujano anglosajón Hunt Bajter, el presidente de la Asociación Americana de Cirujanos Neurológicos, quien ha señalado en la versión digital del diario «The Independent» los peligros intrínsecos que tiene esta intervención.
«No le deseo nada malo a nadie, pero yo no permitiría que nadie me hiciese eso, ya que, si algo sale mal, hay un montón de cosas peores que la muerte»,
explicaba el médico.
DIFICULTADES
No es el primero que critica esta operación, pues anteriormente varios expertos ya habían señalado que la interevnción no podrá llevarse a cabo hasta dentro de un futuro bastante lejano. Y es que, además de las implicaciones éticas que tiene, requiere el trabajo de 150 médicos y especialistas y 36 horas dentro de un quirófano.
Estas dificultades no parecen haber importado demasiado a Spiridonov, quien señaló ayer que, debido a la enfermedad que padce (la Werdnig-Hoffman), no le queda más remedio que fiarse de Canavero.
Así pues, el experto cree que no se puede culpar a Spiridonov por tomar el camino de esta cirugía, pero señala que, después del trasplante, el cuerpo podría rechazar su cabeza (lo que le llevaría a la muerte) o podría sufrir todo tipo de extrañas consecuencias.
A su vez, son varios los críticos que afirman que no se sabe que sucederá con la mente del voluntario una vez que acabe la operación.
Esta idea ya fue afirmada por Carlos Ruíz Ocaña (presidente de la Sociedad Española de Neurocirugía), quien señaló a ABC que-además de las consecuencias mentales que podría tener el proceso- es imposible que la ciencia pueda trasplantar una cabeza humana en los términos que afirma Canavero.
Y es que, aunque se lograran soldar los huesos, no se podría conseguir después que el cuerpo se moviera.
«Trasplantarla como tal es posible, sólo hay que unir las arterias -que envían la sangre al cerebro- y las venas -que la sacan-. Eso es lo fácil, lo difícil es unir el cerebro con la médula de forma efectiva»,
señalaba el cirujano.