El loco de turno, británico él y del que se desconocen más datos, no se lo pensó dos veces.
Se amputó uno de sus dedos de cuajo con un cuchillo de cocina rodeado de amigos y de su novia, encantada ella con la ocurrencia.
CON UN HACHA A MODO DE AYUDA
Sucedió durante una entrañable reunión de borrachos en un domicilio particular, con la ayuda del hacha de un amigo, que le dio el empujón final para que el meñique quedara sobre la mesa.
En el lugar había muchas botellas y hielo. Quizás esto último sirviera para salir a toda prisa hacia el hospital con el apéndice en ristre, aunque por las carcajadas que se escuchan parece que no estaban mucho por la labor.