«Una mala idea». Así es como ha definido Johno Holten, un joven de 18 años, lo que se le ocurrió hacer hace dos meses en plena una de Sydney (Australia) en plena borrachera. ¿Cuál fue la susodicha genialidad? Rociar su trasero con desodorante en aerosol y, posteriormente, prenderse fuego.
La broma, que ya se ha hecho viral y ha logrado multitud de visitas en «YouTube», le costó un viaje al quirófano, donde tuvieron que realizarle varios injertos de piel tras sufrir quemaduras de tercer grado.
Tal y como ha narrado Holten a la versión digital del diario «Daily Mail», todo comenzó esa misma tarde, antes de acudir a una fiesta en la playa de Sydney.
«Tomé unas bebidas en casa de un amigo. Bebí principalmente vodka, pero no estoy seguro de cuánto. Luego fui a la fiesta, donde me tomé cuatro cervezas más»,
explica el adolescente.
SE BAJÓ LOS CALZONCILLOS
Una vez borracho, y en plena noche, este australiano tuvo la idea de quitarse la ropa, bajarse los calzoncillos y rociarse de desodorante en aerosol el trasero.
Posteriormente, dejó que sus amigos le prendiesen fuego. Como puede verse en «YouTube», la broma causó muchas carcajadas en un principio. Al menos hasta que las llamas se extendieron por su espalda y su cabeza y Holten acabó convertido en una gigantesca bola de fuego.
El resto, como se suele decir, es historia. Sus amigos llamaron a una ambulancia que, a toda prisa, trasladó a este adolescente hasta el hospital, donde le diagnosticaron quemaduras de tercer grado en la mitad de su cuerpo.
Tantos daños le provocaron las llamas, que fue necesario injertarle piel para reparar aquella que había quedado calcinada.