La policía italiana encontró una pierna cortada que tenía plasmado un tatuaje con la frase «Un buen día para morir», anunciaron medios de comunicación esta semana.
«Un paseante contactó a la policía ayer de tarde (martes) para decirnos que había encontrado una pierna cercenada»,
afirmó a la AFP la policía romana.
Hubo que esperar hasta el sábado para resolver el misterio: su propietario era un fanático del Lazio, drogadicto, atracador reincidente y violento, según informó el diario local Il Messaggero.
El diario romano dedica una página entera a contar la vida de este hombre, Gabriele del Ponte, de 36 años, construida a golpe de atracos, consumo de drogas, estancias en prisión y pasión por la extrema derecha, explotada como hincha del Lazio, uno de los dos equipos de fútbol de la capital romana.
Del Ponte, del que el diario publica varias fotografías, se había casado en mayo con una italotunecina de 24 años, pero tras un mes de vida en común, la joven huyó harta de sufrir varias palizas, explicó su padre, dueño de un bar, a Il Messaggero.
«No conocí a un tipo más malo en mi vida», aseguró el padre de la ex esposa.
Aunque el matrimonio debía suponer el inicio de una nueva vida para el joven de pasado turbulento, este no fue suficiente. Tras crecer en un barrio desfavorecido de la capital italiana, escenario de luchas entre traficantes de droga, cometió su primer atraco a los 18 años.
Le siguieron varios robos a mano armada y varias temporadas en prisión, una vida «entre rejas», como anunciaba orgulloso en su perfil de Facebook.En la red social hacía comentarios como «buenos días a todos los que están detenidos», «más vale estar en la celda en silencio que sin honor» o «juro que voy a la cárcel contento».
Tras recibir un balazo, había sido operado de la cadera y cojeaba desde entonces, una ligera minusvalía que permitía a la policía reconocerlo cuando actuaba, generalmente enmascarado y con un hacha, practicando atracos a farmacias.
Según uno de los agentes, conocedor de la trayectoria del delincuente, Del Ponte, que tenía una pistola tatuada en la cintura, «se había reciclado y pasado de los atracos a la droga». Desde hace dos años, sin embargo, trataba de desintoxicarse y en febrero había anunciado en Facebook su compromiso con alborozo.
Fueron los miembros de su familia quienes, inquietos por su desaparición a finales de julio, reconocieron en la morgue su pierna y sus tatuajes.