Quiso dar la nota para quizás quedarse con las chavalas de la fiesta, pero habrá que ver si dará otra más alta cuando vaya al baño tras hacer la digestión.
El memo de turno se comió un primoroso cactus en mitad de un botellón, con cara de pasmado y sin hacer ascos, -cogorza perdido- mientras sus amigos celebraban la ocurrencia inmortalizando el momento, y dando gritos de asombro.
Toda una hazaña acorde con estos tiempos que corren, tan absurdos…