¿CÓMO ES EN LA INTIMIDAD DE SU CASA?

El mayordomo de Donald Trump desvela los secretos del magnate

Anthony Senecal, trabaja desde hace 30 años en la mansión de vacaciones que posee el millonario en Palm Beach

El mayordomo de Donald Trump desvela los secretos del magnate
Anthony Senecal es el hombre encargado de supervisar que todo esté en orden en la propiedad de vacaciones de Donald Trump y anticiparse a lo que necesite el magnate BBC

Donald Trump no deja indiferente a nadie. La gente le odia o le quiere. Pero, ¿cómo es en la intimidad de su casa? ¿Cómo trata a sus empleados?

Anthony Senecal, mayordomo durante 30 años en la mansión de vacaciones que posee Trump en Mar-a-Largo en Palm Beach, Florida, dio algunas pistas en el programa de radio Newsday de BBC.

A Donald Trump le gusta cenar en el patio con su esposa Melania, con quien se casó en 2005 en la propiedad, y tienen un hijo en común, Barron.

«Es más bien un hombre de rutina», confiesa Senecal, quien no escatima en halagos hacia su patrón que asegura es una persona cercana y detallista con las personas que trabajan para él.

«Le diré algo, es alguien que pide pero no es exigente. Él es muy muy amable, es realmente una persona generosa»,

dice Senecal, de 74 años.

Hombre de costumbres

El empresario neoyorquino y aspirante a la candidatura republicana para las presidenciales de noviembre habitualmente desayuna en el patio y le gusta almorzar casi siembre en su cuarto.

«Normalmente una hamburguesa de queso bien hecha y quizá unas papas fritas, y no te olvides del kétchup», bromea, «eso es más o menos todo».

Por la noche le gusta cenar con su esposa Melania también al aire libre y no pasa tiempo en los brazos de Morfeo.

Suele dormir unas 3 o 4 horas por la noche», afirma Senecal, originario de Nueva York, al igual que el empresario.

«Lo lleva haciendo durante años», dice.

Residencia presidencial

La propiedad de más de ocho hectáreas alberga una histórica mansión de estilo Mediterráneo construida hace casi un siglo que perteneció a la rica heredera Marjorie Merriweather Post.

La residencia tiene 118 habitaciones, incluido un fastuoso salón de baile de techos elevados con decoraciones en pan en oro, donde el empresario ha celebrado algunos eventos de campaña, y un campo de golf privado.

A su muerte en 1973, Post donó la propiedad al gobierno de Estados Unidos con idea que se convirtiera en una casa de retiro para el presidente estadounidense.

Sin embargo, debido al alto costo de su mantenimiento, fue devuelta a sus hijas que la vendieron a Donald Trump por menos de US$ 10 millones en 1985, según recoge el diario The New York Times.

Trump se casó allí en 2005 con Melania Knauss, una boda a la que asistió la entonces senadora Hillary Clinton, aspirante este año a la candidatura demócrata para las presidenciales de noviembre.

«Todos le quieren»

Desde entonces lleva trabajando Sencal para el empresario Senecal y asegura que la relación de Trump con el resto de empleados «es realmente fantástico, todos lo quieren».

«Es muy bueno, al menos una o dos veces al año hace una ronda, habla con los jardineros hispanos y les da US$100 para agradecerles su servicios».

Donald Trump habla con Ben Carson después de una conferencia en el Club Mar-a-Largo, en Palm Beach.

Senecal cuenta que el magnate

«se preocupa por todo el mundo y lo quieren no por su dinero, sino porque les agradece que trabajen para él».

Trump, que propone una dura política migratoria y quiere construir un muro en la frontera sur con México, ha sido criticado por tener un doble discurso al contratar extranjeros para trabajar en sus propiedades en vez de estadounidenses.

«No se olvide de que estamos hablando de una temporada de unos 5 meses. Ningún estadounidense quiere trabajar sólo por cinco meses, quieren un trabajo a tiempo completo»,

explica Senecal.

Empleados inmigrantes

Entre los empleados hay un irlandés, una treintena de sudafricanos y también rumanos que, subraya, trabajan de manera legal en el país.

«Estos extranjeros son muy muy buenos profesionales, trabajan cinco meses y o se vuelven a casa o van a otro resort al norte», agrega el fiel empleado.

Senecal, que durante tres décadas ha lucido su impecable uniforme anticipándose a las necesidades de Trump, intentó jubilarse en el año 2009 pero el empresario no quiso dejarle ir.

«Retirarse es caducar. Te veo la temporada que viene», cuenta que le dijo el Trump, quien le relegó de sus tareas como mayordomo y le convirtió en el historiador de la propiedad. 

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