En 2014, los padres de Crystal Brooke Howell estaban divorciados. Ella vivía con su padre en un pequeño pueblo Sheepback Mountain, cerca de Maggie Valley, en Columbia. Según relata ‘Mirror‘, las desavenencias con el padre acerca de su educación y el comportamiento de la joven pudieron influir en que Crystal matara un disparo a su progenitor.
Guardó en cadáver dentro de un contenedor en un cobertizo de la parcela familiar y vendió el arma del crimen. Después, hizo correr el rumor de que su padre la había abandonado y que al poco tiempo éste se había suicidado. Incluso se presentó en casa de su madre contando la misma versión y diciendo que se quedaba con ella, aunque el único momento que estuvo fue para ducharse y volverse a marchar.
Entonces, empezó a gastarse el dinero en drogas, usar el coche del padre y organizar fiestas con los amigos en su casa. Incluso instaló una barra de ‘stripper’ en la cocina. Sin embargo, en una de estas fiestas, cuando unos amigos estaban trasladando una máquina recreativa, entraron al cobertizo y descubrieron el cadáver ya descompuesto del padre guardado en el contenedor.
La joven fue detenida y, tras la investigación y el juicio, ha sido condenada este otoño a 30 años de prisión por un delito de asesinato y otro de encubrimiento.