Estaba decidida a acabar con «su glotonería», «dejé de comer toda la comida chatarra, las patatas fritas, dulces, tortas, pan y pastas», cuenta Mathilde Broberg, una chica danesa de 21 años que adquirió una actitud firme contra sus 126 kilos de peso.
Su salud era delicada, llegó a padecer obesidad mórbida, así que decidió ponerse manos a la obra.
Además de dietas equilibradas, ejercicio, y una reducción de estómago, la joven decidió engañar a su cuerpo.
Comenzó a comer con una cucharita de té, para así engañar a su cuerpo haciéndole creer que estaba comiendo más de lo que hacía realmente. «Empecé a comer con una cuchara pequeña en lugar de una cuchara de mesa, de esa manera me sentía llena más rápido», cuenta a DailyMail.
Ahora, la joven trabaja en una agencia como modelo de ropa deportiva y asegura sentirse mejor que nunca, en todos los aspectos.