Roberta Smargiassi, una italiana de 34 años, murió el pasado verano en un accidente de tráfico en el que un turismo arrolló la motocicleta que ella conducía tras saltarse un semáforo en rojo en un cruce. «Mi Roberta fue robada, robados sus sueños y planes de vida, su deseo de ser madre», publicó después del accidente en un periódico local. «¿Dónde está la justicia? ¡Tal vez hay! No olvidemos, luchamos, porque ya no hay otra Roberta», añadía, según informa ‘Corrieri della Sera’.
Sin embargo, el suceso, que tuvo lugar en Vasto, en el norte de Italia, ha vuelto a saltar a la esfera pública en el país porque Fabio Di Lello, el marido de la fallecida, decidió vengar su muerte porque la investigación no derivó en medidas contra el conductor ya que no había consumido alcohol ni drogas.
Este sábado se acercó al bar en el que estaba el sospechoso de haber provocado el trágico accidente, que tenía 20 años, y acabó con su vida con tres disparos en el abdomen. Después, dejó el arma del crimen envuelta en una bolsa de plástico sobre la tumba de Roberta y avisó a su abogado. De hecho, en su cuenta de Facebook todavía se puede leer «Giustizia per Roberta» sobre la fotografía de su esposa.
«Es un asunto delicado y esperamos que antes de hacer cualquier comentario de que la autoridad judicial siga su curso. La muerte de Roberta le había perturbado profundamente», ha señalado el letrado de Di Lello.
