El infumable muñeco con la cara de Donald Trump lo ideó hace largos meses un tal Saint Hoax, que se las da de artista y que es muy reconocido en su barrio por sus sátiras y activismo político.
Este hombre, cabreado por lo que se veía venir en materia de inmigración por el ahora presidente de EEUU, lo diseñó para todos aquellos «que quieran desahogarse -con puños o algo más íntimo- por las constantes muestras de intolerancia», y el invento le está funcionando como nunca se esperó.
«Los lideres políticos son nuestros propios muñecos sexuales. Los necesitamos para satisfacer ciertos placeres ocultos (…) Nuestros líderes están llenos de aire; están a solo un pinchazo de volver a ser lo que una vez fueron»,
argumenta Saint Hoax.
Este sex toy, hecho en China, tiene un precio de 39 dólares (u, y el dinero recaudado va para la fundación UNHCR, una agencia de refugiados de las Naciones Unidas que atiende a las personas que escapan de la violencia en Siria, Afganistán e Irak.