Acongojante. Sucedío el pasado 16 de marzo de 2018 en Suffolk, en el estado de Nueva York.
Lizabeth Ildefonso, de 44 años, quería comprar algo para desayunar, pero su plan se truncó cuando le solicitó la hamburguesa al guardia que atendía en la cabina de ingreso en la cárcel local, a donde la mujer se acercó en su auto.
El caso habría sido menos grave si se hubiera tratado de un simple error de orientació, según informa Newsday
A la ‘clienta‘ le explicaron que en realidad se encontraba en una cárcel, y debido a eso, no podían venderle una hamburguesa.
No obstante, la mujer insistía en su deseo de comprar el sándwich. Entretanto, una colaboradora del sheriff, Yvonne DeCaro, se dio cuenta de que la mujer en cuestión tenía las pupilas dilatadas y restos de un polvo blanco debajo de la nariz.
Por consiguiente, a Lizabeth le hicieron un test para determinar si había presencia de estupefacientes en su sangre.
Para peor, la conductora no llevaba el carnet de conducir vigente. Toda esta situación motivo que la mujer resultara arrestada.
Lizabeth ldefonso tiene previsto comparecer este sábado en una audiencia del Tribunal de Justicia de la ciudad de Southampton.
Otra situación curiosa es que días antes de este hecho, la funcionaria Yvonne DeCaro había terminado un curso para reconocer a conductores en estado de intoxicación por alcohol o drogas.