Brett Corbett solo tiene 14 años. Su vida no ha sido fácil. Padece de parálisis cerebral. Concurre al colegio Glace Bay High School y hace un esfuerzo increíble por progresar. Es un ejemplo de voluntad. Eso a pesar de que es víctima de un brutal bullying por parte de sus compañeros. (La estremecedora historia de Charlie, un niño de 7 años víctima de bullying: «Quiero reunirme con Dios y morir»)
Corbett vive con su familia en Halifax, Nova Scotia, Canadá. Se hizo famoso en los últimos días tras la publicación de un video en el cual es protagonista que se viralizó. Brett se hizo famoso. Pero no solo por sufrir el acoso constante del resto de los estudiantes, sino por la lección que les dio. Les demostró cómo ser verdaderamente humano.
La grabación lo mostraba a Corbett en el medio de la escena. Podía vérselo ser el objeto de las burlas del resto de sus compañeros. En un arroyo mugriento, lo hacen recostar para que ellos pudieran pisarlo y cruzar del otro lado del charco. Era un «juego», a expensas de la humillación de otro. Todos ríen, salvo él, que cuando quiso rehusarse recibió insultos y órdenes de que hiciera lo que ellos querían. (Niño es víctima de ‘bullying’ ante la total indiferencia de sus compañeros de clase)
En total fueron tres los alumnos que caminaron sobre la espalda de Brett. Pero muchos más los que participaron del dantesco espectáculo. Terri McEachern, la madre de la víctima del brutal bullying, no puede dormir desde que ocurrió el miércoles 7 de noviembre y el video comenzó a recorrer no sólo el estado de Nova Scotia, sino todo el país… y más allá.
El video despertó una furia contenida en la comunidad. Se lanzaron campañas a favor de Brett Corbett para mostrarle que «nunca estará solo». Los diarios locales y las cadenas de televisión hicieron público el caso que conmovió a todo Canadá.
Un allegado a la familia fue el que advirtió sobre el hecho. McEachern no había visto el video que circulaba por las redes sociales hasta que alguien le advirtió que estaba dando vueltas por Instagram y Snapchat.
Pero McEachern contó otra verdad detrás de la humillación. Contó la intimidad de un adolescente que tiene un corazón demasiado grande para el resto de sus compañeros. Los perdonó. No quiso contarle a su madre la verdad de lo que ocurrió esa tarde para que el resto de los alumnos no tuvieran problemas. ¡No tuvieran problemas!
Cuando le preguntó quiénes habían caminado sobre él, Brett quiso restarle importancia al hecho. «Está bien… de todos modos yo ya estaba mojado«, queriendo desligar a los estudiantes de las sanciones que debían recibir.
«Me rompió el corazón. Esa es su forma de pensar. Lo niños con discapacidades tienen el más maravilloso don del mundo. No ven maldad en nadie. Ven todo lo bueno en el resto de las personas«, dijo McEachern en diálogo con The Washington Post.
Un amigo de la familia publicó el video en su cuenta de Facebook para crear conciencia sobre el extremo al que puede llegar una situación de bullying. «Nunca en mi vida estuve más disgustado. Todo el mundo que sabe que este niño tiene una discapacidad. ¿Cuán difícil puede ser mostrar algo de compasión?», escribió Brandon Jolie en su perfil. Las respuestas al posteo fueron todas en el mismo tono: desagrado por el nivel de desprecio por la vida mostrado por los alumnos del Glace Bay High School de Halifax.
La institución… ¿estuvo a la altura? Algunos de los participantes del acoso solo fueron suspendidos por un día. Esto despertó no solo la indignación de la familia de Brett, sino de otros estudiantes que se quejaron por la falta de rigurosidad del instituto. Alrededor de 20 de ellos organizaron una protesta el viernes último para expresar su repudio por la respuesta del secundario.
«Es enfermizo. Es un poco molesto ver que no se hace nada al respecto», dijo un alumno de 17 años al diario Cape Breton Post. El resto de sus compañeros estuvo de acuerdo con la liviandad con que las autoridades tomaron el caso.
Desde que el video se viralizó y el hecho cobró estado público, algunos de los alumnos que participaron del accionar pidieron disculpas públicas. Uno de los padres también leyó una carta en la que se disculpaba en nombre del comportamiento de su hijo.
Otras dos niñas fueron a la vivienda de Brett para pedir disculpas personalmente. Fue el momento más emotivo desde entonces. Leyeron una carta de perdón. «No debería haberte dicho que fueras [al agua].
Debería haberte ayudado a levantarte en lugar de derribarte. Eres mucho más fuerte que yo por ser tan indulgente tan rápido y realmente lamento lo que he hecho. Esto no es quien soy como persona. Realmente me importa. Tomé una decisión realmente mala y viviré con eso por el resto de mi vida. Quiero con todo mi corazón hacer esto mejor y puedo prometer que nunca dejaré que esto le vuelva a pasar a nadie».
Las niñas comenzaron a llorar. A su lado estaban sus padres. Lloraron. McEachern tampoco pudo contener las lágrimas. Corbett lloró también con ellos. Por último, el diálogo final entre una de las niñas y Brett.
–No debería haberte hecho esto.
-No, estoy contento con que me haya pasado a mí. Quizás esta historia pueda hacer una diferencia.