Deportados tras 35 años en EE.UU: una pareja con tres hijos ‘norteamericanos’

Este martes, 25 de marzo de 2025, el caso de Gladys y Nelson González, una pareja colombiana deportada después de vivir durante 35 años en Estados Unidos, ha generado un intenso debate sobre las políticas migratorias del país.

Los González criaron a tres hijos nacidos en suelo estadounidense y sin antecedentes penales.

Sin embargo, fueron enviados a Colombia bajo las nuevas directrices implementadas por la administración Trump.

La historia refleja el impacto humano detrás del endurecimiento migratorio que afecta tanto a inmigrantes indocumentados como a aquellos con estatus legal revocado.

Sus hijos —ciudadanos estadounidenses— han iniciado una campaña para traerlos de vuelta al país que consideran su hogar.

Contexto: endurecimiento bajo Trump

Desde que Donald Trump asumió nuevamente la presidencia hace dos meses, su administración ha intensificado las medidas contra los inmigrantes. Entre estas se incluye no solo la deportación masiva de indocumentados sino también acciones contra quienes habían obtenido permisos legales temporales como el parole humanitario. Este programa había permitido desde 2022 que más de medio millón de personas provenientes de países como Venezuela o Cuba permanecieran legalmente en EE.UU., pero ahora enfrentan órdenes inmediatas para abandonar el territorio o ser detenidos.

El caso específico del matrimonio González es emblemático porque no tenían antecedentes criminales ni violaciones previas a leyes migratorias. Según informes recientes, fueron detenidos durante un operativo rutinario y enviados rápidamente a Colombia sin posibilidad realista para apelar su situación legal antes del traslado forzoso.

Impacto emocional y social

La separación familiar es uno de los aspectos más devastadores asociados con estas políticas. Los tres hijos adultos del matrimonio González han expresado públicamente su dolor e indignación ante lo sucedido: «Nuestros padres nos dieron todo aquí; este es su hogar tanto como el nuestro», declaró uno ellos.

Además del trauma emocional evidente entre los afectados directos e indirectos (como nietos), expertos advierten sobre consecuencias sociales más amplias:

• Desintegración familiar: La política actual fomenta rupturas irreparables dentro familias binacionales.
• Estigmatización: Deportar incluso individuos sin historial criminal refuerza narrativas negativas hacia comunidades inmigrantes.
• Incertidumbre jurídica: Muchas personas quedan atrapadas entre procesos legales inconclusos debido cambios abruptos normativos.

Situación actual: cifras alarmantes

En lo que va año fiscal 2025 ya se contabilizan miles casos similares donde familias completas son separadas abruptamente mediante procedimientos acelerados impulsados desde Washington D.C.. Algunos datos clave incluyen:

Estas estadísticas reflejan cómo decisiones administrativas afectan desproporcionadamente sectores vulnerables población incluyendo menores edad ciudadanos americanos cuyos padres enfrentan expulsión inmediata fuera fronteras nacionales.

Reacciones internacionales

El gobierno colombiano expresó preocupación respecto aumento significativo repatriaciones recientes especialmente aquellas realizadas bajo condiciones cuestionables éticamente hablando según declaraciones oficiales emitidas Bogotá semana pasada . Por otro lado líderes organizaciones derechos humanos calificaron tales acciones «crueles innecesarias».

Mientras tanto Casa Blanca defiende postura argumentando necesidad proteger seguridad nacional además cumplir estrictamente leyes vigentes aunque ello implique sacrificios personales significativos involucrando terceros inocentes tales niños pequeños separados progenitores .

El caso Gladys Nelson simboliza dilema moral inherente cualquier sistema regulador flujo migratorio balanceando intereses soberanía estatal frente derechos fundamentales individuos afectados directamente indirectamente decisiones gubernamentales tomadas contexto político polarizado creciente tensión globalizada entorno movilidad humana transfronteriza siglo XXI