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Las terribles condiciones que sufren los niños detenidos por la Patrulla Fronteriza de EEUU mientras viven en los centros de detención ha despertado las alarmas desde el pasado lunes, cuando el gobierno de Trump ordenó el traslado de cientos de niños.
El trato penoso que reciben, la malnutrición y falta de aseo a la que se enfrentan y la necesidad que los mayores cuiden de los más pequeños sigue despertando las críticas de activistas y defensores.
Como muestra de esta triste situación, el medio hispano Univision publicó este miércoles 26 de junio testimonios que una veintena de estos menores escribieron de su puño y letra. En algunos de ellos se refleja, además, las difíciles situaciones por las que atraviesan algunos de ellos antes de llegar a la frontera.
Una de las historias que resalta el periodista Jorge Cancino es la de un adolescente que relató su violación en territorio mexicano. El menor estaba hambriento cuando un hombre le pidió que se bañara para luego violarlo.
Todos los testimonios son anónimos y en ninguno de ellos hay una descripción positiva de las “hieleras” o “perreras” como llaman a los centros de detención de la Patrulla Fronteriza. Allí -donde pasan hambre y no pueden asearse como es debido– muchas veces los menores están más tiempo del permitido en el acuerdo Flores (72 horas).
Respecto a la higiene, en varios testimonios los menores aseguran que solo pueden bañarse cada 5 o 6 días (incluso las niñas que están menstruando) y que ni siquiera pueden lavarse los dientes. A parte de esto, muchas veces tienen que dormir en el suelo, no reciben atención médica ni psicológica, no tienen acceso a ayuda legal ni a comida buena y suficiente.
Pese a la insistencia de Trump de cerrar las puertas a la inmigración, estos niños -y otros muchos migrantes- llegan a Estados Unidos con la esperanza de una vida mejor. Algunos de ellos relatan sus intención de ayudar a su familia y a otros que puedan pasar por situaciones como las de ellos.
“Vine para estudiar, para cumplir mis sueños y ayudar a mi familia”, reza uno de los manuscritos. “Mi sueño es estudiar para ser un abogado para poder ayudar a los migrantes de otros países” -dice otro de los niños, que expresa también la dificultad que supone dejar su país.
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