El rocambolesco historial clínico del «Gorila rojo» no lo hubiera escrito ni el mismísimo Julio Verne, quien tenía una prodigiosa imaginación adelantada a su tiempo. Y la histora se cuenta así: Chávez se ausenta de Venezuela en una supuesta gira oficial por varios países. Se queda en una de sus escalas, Cuba. Y de pronto Fidel Castro, muy sabio él, le dice: «Mira, Hugo, tienes cáncer». Él, como buen alumno avnetajado que es, responde: «Tienes razón, Fidel». Se opera. Nadie da información. Su paradero es un misterio. Cuando todos le creían con un paso al más allá, «resucita» y con voz contrita anuncia que tiene cáncer. Regresa triunfal a Caracas. Se abraza al pueblo en loor de multitudes. Regresa a La Habana. Recibe quimioterapia. Vuelve a Caracas y anuncia que se presenta a la reelección el próximo año.
Como parte del show, el «sátrapa bolivariano» se confiesa al diario estatal El Correo del Orinoco: «He venido mejor de lo que me fui, gracias a Dios, gracias al manto de la Virgen, al espíritu de la sabana, gracias a mi pueblo».
¿Qué me he perdido? ¡Quiero más capítulos! ¡Estoy conmovido e impresionado! ¡Aleluya!
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