El gobierno de Donald Trump consiguió su primer gran golpe contra el terrorismo al abatir a Abu al Khayr al Masri, número 2 de Al Qaeda y yerno de Osama bin Laden, muerte que fue confirmada por el grupo terrorista.
Dos filiales de la organización, una de ellas, la poderosa Al Qaeda en la Península Arábica (AQAP), confirmaron que Masri murió «durante el ataque de un drone de los cruzados (Occidente y aliados)» en Siria.
Al Masri, de 59 años, era considerado la mano derecha del actual líder, Ayman al Zawahiri. Nacido en Egipto, era una de las personalidades más importantes en haber estado vinculada con la organización antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001, de acuerdo con el grupo Soufan, una consultora privada de seguridad e inteligencia.
«Fue en la casa de Al Masri en Kabul, Afganistán, que Jalid Sheij Mohammed explicó a los líderes de Al Qaeda el plan para los ataques del 11 de septiembre», según Soufan.
Su presencia en el noroeste de Siria puso de relieve la importancia que tiene el país en la estrategia de la organización extremista, apuntan los analistas.
Al Masri, también conocido como Abdulá Muhammad Rajab Abdulrahmán, se unió a Al Zawahiri en la década de 1980, cuando éste pertenecía al grupo Yihad Islámica Egipcia, antes de que ambos se asociaran a Bin Laden en los 90.
La inteligencia estadounidense cree que participó en los atentados de 1998 contra las embajadas de Kenia y Tanzania.
En 2003, fue detenido en Irán con otros miembros de Al Qaeda. Las autoridades lo intercambiaron en 2015 para lograr la liberación de un diplomático iraní capturado por la rama de Al Qaeda en Yemen.
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